CAPÍTULO NUEVE. Se trata de querer intentar

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Sofía

—... es muy normal que te sientas así. Algo que quiero decirte es que no hay sentimientos malos. Está esta errónea creencia que el enojo es malo y no lo es. Lo que sí es malo es lo que puedes llegar a hacer con él. Pero sentirlo no está mal y es muy normal. Todos nos enojamos—me estaba diciendo Camila, que es mi tanatóloga desde hace cuatro meses.

Pero ya habían pasado siete meses del accidente. Ya iba a ser navidad y después año nuevo, y no sentía la misma alegría que otros años. Pero eso era totalmente normal. Comenzaba a comprender.

Llevo viéndola cuatro meses seguidos, todas las semanas, el mismo día y a la misma hora. Al principio tengo que admitir que me costó mucho poder abrirme. Tenía miedo de sentirme juzgada por alguien que no me conoce. Estaba asustada de comenzar a hablar.

Pero desde que la vi esa primera vez hace cuatro meses me trasmitió mucha paz. Sentí que iba a estar segura. Su manera de caminar tan segura de sí misma, mide lo mismo que yo. Su cabello es un castaño oscuro y lo tiene amarrado en una coleta alta. Su cara estaba compuesta de unas cejas bastante finas y una nariz muy pequeña, y... y sus ojos, me dijeron tanto. Como su hubiera presenciado las peores historias, y me imagino que así es. Demasiado grandes y de un color verde claro, que imagino que pueden ver hasta el fondo de tu ser.

Con el paso del tiempo todo fue mucho más fácil. Las cosas comenzaron a fluir poco a poco. Fuimos hablando de cosas triviales al principio, como eran ciertas cosas de mi vida antes de que muriera mi hermana.

Camila quería que hablara de mis sentimientos y eso me angustiaba de sobremanera. Siempre que pienso en ellos es como si se enojaran conmigo y se vengaran haciendo que aumentara el dolor.

Pero déjenme decirles que fue lo que llevo aprendido en estos cuatro meses. Estos siete meses desde que falleció mi hermana.

La primera vez es lo peor.

La primera vez en todo.

El primer día sin ella. La primera semana. El primer mes. El primer año. El primer cumpleaños. El primer cumpleaños de ella. Mi primer cumpleaños. La primera navidad. El primer año nuevo sin ella.

Todas las primeras veces son las peores y algo que tengo que decir al respecto y que me he dado cuenta, es que nunca vas a estar peor que esa primera vez. Eso no significa que no te duela más adelante. Pero sí que no te va a doler con la misma intensidad.

Algo que al principio no entendía es porque mis sentimientos eran tan fuertes. Me agotaban en cuestión de segundos. Necesitaba dormir más de lo normal. Y es que cuando estás en un proceso de duelo las emociones dejan de conocer un límite. Suban a niveles que nunca has conocido.

Varían en muchos aspectos. Qué lazo tenías con esa persona. Qué relación tenías. Ningún duelo es igual, ni, aunque seas la misma persona y tengas después que vivirlo con alguien más. Y tampoco es el mismo duelo para todos, aunque sea la misma persona por la que están sufriendo. Cuesta un poco entenderlo, pero es una realidad. Hay muchas cosas al aire y claro que no puede ser el mismo dolor.

También hay otras tres cosas claves para entender este proceso. Y es que las emociones se clasifican en la frecuencia, la intensidad y la duración de las mismas. Al principio del duelo las tres variantes están en su punto más alto, pero estas con el tiempo van cambiando.

Poco a poco, con el paso del tiempo va a ser cada vez menos, y puede ser muy fuerte o no serlo, y puede durarte cinco minutos o una hora. No hay una ley que diga cada cuánto o cómo te va a dar este ataque de emociones. Lo que sí es que si van cambiando y un día te vas a dar cuenta que cada vez es menor la frecuencia de estos ataques, la intensidad de tus emociones y la duración. Si antes durabas llorando cinco horas ahora pueden ser diez minutos. Pero también si antes llorabas todos los días, ahora puedes llorar una vez a la semana. No hay una regla. Pero si disminuyen.

Hasta donde suene mi vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora