CAPÍTULO TREINTA Y UNO. London Boy

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Sofía

No me puedo creer que esté en Londres.

Tanto tiempo soñando con un día conocer de dónde son la gran mayoría de los integrantes de One Direction. Es un sueño. Estoy viviendo un sueño del que no me quiero despertar, quiero quedarme aquí y sentirme así todos los días de mi vida... viva y con ganas de seguir teniendo una sonrisa de manera permanente en mi cara.

Llegamos el domingo a Londres y ya estamos a miércoles. Mañana es mi cumpleaños y pasado mañana es el concierto en el que va a participar Marcus. Estoy tan emocionada que me quedo en shock. No estoy acostumbrada a sentirme así, llevó meses sintiéndome muerta en vida. Llevó tanto tiempo en modo automático que me cuesta disfrutar, pero aquí, no es la situación. Me siento tan feliz que podría brincar y alimento mi felicidad.

Desde el domingo me estoy quedando en el cuarto de visitas del departamento de Marcus, es pequeño pero acogedor. Se siente en él que vive un músico. Hay libretas, libros de música, partituras, plumas y papeles con composiciones que nunca han sido terminadas por todo su departamento. No pensé que así fuera ser su departamento, me lo imaginaba un poco más colorido por el disco que compuso, pero no. Su espacio es de colores negros, grises y blancos, de esos lugares que sabes que vive una persona soltera.

La primera noche fue un poco incómoda para mí, porque para colmo por las prisas se me olvidó mi pijama. Una estaba sucia y por eso no la vi porque la otra que tenía la dejé esparcida por el suelo. Entonces estaba durmiendo con una camisa y mis calzones. No es la forma en la que me gusta dormir, pero no me quedó de otra. Por un momento se me ocurrió preguntarle a Marcus si tenía alguna camisa vieja que me pudiera prestar, pero rápidamente despaché ese pensamiento. No. No quiero. Ya de por sí me invitó el vuelo, me está pagando las comidas y no estoy pegando hospedaje. Sería demasiado pedirle por algo más. Aunque lo intentara no saldrían palabras de mi boca.

Se ha portado maravillosamente bien conmigo.

Lo he estado acompañando a ensayar a los estudios todos los días desde que llegamos.

Lo único raro de todo eso es que va a diferente horas y siempre está alerta de quién abre la puerta, es como si se estuviera escondiendo de alguien. ¿Tendrá novia? Jamás se me hubiera pasado eso por la cabeza, pero por sus actitudes me lo ha hecho pensar. ¿Tiene novia y no le dijo que me invitó? O peor aún ¿No sabe que me estoy quedando con él en su casa? La ansiedad me empezó a crecer. Pensé en preguntarle, pero rápidamente me callé. No era de mi incumbencia. No, no lo era. ¿Qué podría hacer?

Volví a sentir algo en mi corazón. ¿Qué me está pasando?

Llevo tanto tiempo a solo sentir dolor en mi corazón que no me acostumbro a otras emociones. La tristeza, la culpa y la melancolía viven en mí todos los días desde hace casi dos años. Llevo sin experimentar ninguna otra emoción fuerte, entonces... ¿qué es esto?

Sacudo mi cabeza y regreso al presente. Estoy sentada escuchando como Marcus está terminando de ajustar su guitarra para comenzar a practicar. Son apenas las dos de la tarde, y comienzo a tener un poco de hambre, pero no lo quiero distraer. Lo analizo. Está vestido todo de negro, unos pants, una camisa y unos tenis Adidas del mismo color. Siempre que se viste así hace resaltar más sus ojos bicolores. Su pelo negro está todo despeinado, como si no le pudiera importar lo más mínimo. Sus chinos están por todos lados, como si hubieran tenido una pelea esta mañana para saber de qué lado iban a querer estar el día de hoy y no llegaran a un acuerdo. Pero no se veía desarreglado, se veía guapo. Muy guapo. Estoy viéndolo tan detenidamente que no escuché la puerta que se abrió de su estudio y entró una persona.

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⏰ Última actualización: May 15, 2023 ⏰

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