Marcus
—Ya quedó confirmado, Marcus. Te necesitamos para el viernes 17 de septiembre, aquí en Londres —me estaba diciendo Melanie al teléfono.
Hoy me desperté y no sabía que más hacer; si continuar con las canciones que estaba escribiendo o comenzar con unas nuevas. Me parece increíble como llegué aquí sin sentir un sola nota de música, y ahora no sé ni qué hacer con todas las ideas que me pican los dedos. Las ganas de escribirlas, de componerlas, de sentirlas, de volver a ser yo.
Sonrió al teléfono. Tenía planes de dormir un poco más tarde el día de hoy, pero un montón de mensajes continuos me despertaron. Tenía medio ojo abierto, pero cuando vi quien era el remitente me espabilé en un segundo.
Melanie.
La ansiedad me invadió tan rápido que me paralicé. Me van a despedir; a decirme que encontraron alguien mejor que yo. Y es que sin duda hay muchos mejores músicos que yo, no soy ciego. Pero ellos vieron algo especial en mí, yo me siento especial. Mi cerebro empezó a darme mil motivos más para atormentarme; no soy lo suficientemente bueno. Pero cuando logré acallar un poco mis voces interiores, pude leer con calma los mensajes.
Melanie: Hola, Marcus.
Melanie: Oye, te acuerdas del festival que ibas a participar en septiembre.
Melanie: Ya tengo noticias.
Melanie: Márcame cuando veas estos mensajes, por favor.
Sentí como volvió a entrar el aire a mis pulmones, que susto. Odio que mi cabeza me juegue en mi contra. Ni siquiera había terminado de leer los mensajes y ya estaba pensando y preocupándome de algo, que ni sabía que existía. Peor aún, ya me estaba creando un escenario que jamás iba a pasar. Me angustié para nada. Agarro mi teléfono para marcarle de una vez y saber cuáles son esas noticias.
Me van a necesitar. Ellos, todavía quieren seguir trabajando conmigo. Al parecer tengo que estar en Londres toda esa semana, para practicar con otras cuatro cantantes que también pertenecer a mí misma discografía. Tengo que estar ahí desde el lunes 13 de septiembre; y me puedo regresar el domingo 19. Una felicidad que llevaba muchísimo tiempo sin sentir inunda mi cuerpo. Voy a volver a estar parado dentro de un escenario y haciendo lo que más me gusta.
Conectar con las personas.
—Cuenta conmigo, Melanie. Ahí estaré—le respondí al teléfono.
Lo estaba agarrando tan fuerte, como si de eso dependiera que no se me esfumara esta oportunidad. Sentía que entre más fuerte agarrara el teléfono, era menos probable que se me desvaneciera esta oportunidad de entre mis manos. Decidí soltarlo un poquito y tranquilizar los latidos de mi corazón.
—Perfecto. El lugar no queda tan lejos de tu departamento—me continuaba diciendo—. Así que no vimos la necesidad de reservarte un hotel más cerca durante esos días. Pero en caso de que así lo quieras, házmelo saber, y sin problema te reservamos uno.
—No te preocupes por eso, no tengo ningún problema de quedarme en mi departamento. También me puedo mover con mi coche a dónde me necesiten.
Cada vez lo iba sintiendo más real, volver a sentirme vivo. Bueno, en realidad siempre me he sentido vivo, pero la música me da otra clase de sentimiento. Cómo cada vez que termino de componer una canción; me lleno de orgullo. Cada vez que canto una canción delante de tanta gente y cantan conmigo; podría llorar ahí mismo. Cada vez que me paro en un escenario con mi guitarra en mano; siento que acabo de nacer otra vez. Eso es la música para mí. Crear, sentir, gozar y... vivir.
ESTÁS LEYENDO
Hasta donde suene mi voz
RomanceSi alguien te dijera que tu vida está por cambiar, pero no por el buen sentido ¿cómo te sentirías? Sofía estaba a punto de dar ese gran salto hacia la adultez. Ya estaba pensando si se iba a ir a Australia o a Canadá... pero ¿qué pasa cuando la vida...