CAPÍTULO DIECIOCHO. Hoy yo gané

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Sofía

Me encontraba a punto de irme a dormir, los ojos se me estaban cerrando. Cuando me acordé lo que me preguntó Marcus... ¿en serio lo había hecho? Juntó las palabras mexicano y legal. No me lo podía creer, en serio sé que la gente lo piensa, pero preguntarlo es muy grosero.

Pero cuando vi que se le pusieron las orejas rojas, supe que no lo hizo con mala intención. Así que solamente decidí darle la respuesta que él buscaba.

Todas las semanas anteriores llevaba buscando trabajo y no encontraba suerte. Espero tenerla pronto. ¿Es mucho pedirle a la vida que me quiera dar una tregua? Me siento cansada de estar nadando en un mundo y una vida que no pedí.

Quiero que las cosas sean fáciles, no entiendo porque la vida después de golpearte. A veces te la pone más difícil. ¿Es mucho pedir un momento de paz? Quiero que me empiece a ir bien.

Este mes y medio que ya llevo en Irlanda, me ha ayudado mucho a sanar cosas que no sabía que tenía que sanar. Haberme alejado de un lugar que solo era doloroso para mí, no fue fácil, pero fue lo mejor.

Estoy dando pequeños pasos, unos más grandes que otros, pero me estoy moviendo. Y quiero seguir por ahí, quiero dejar atrás la culpa, sé que no es mí culpa. Pero mi cerebro no quiere entenderlo. Y yo soy débil.

Me paré de la cama, sabía que tenía que hacer algo para mí. Lo sabía y no iba a poder dormir si no lo hacía. Me sentía inquieta, comencé a sentir mi corazón más rápido y mis ojos un poco llorosos. Pero... me nacía hacerlo.

Prendí la luz de mi cuarto, y luego me senté en mi escritorio y agarré mi libreta que usaba para los apuntes de mis clases de inglés, y pluma y comencé a escribir... una carta que sé que iba a ser para mí.

Comencé a sollozar, me dolía la idea de hacerlo. Pero está bien, intento pensar que el dolor está bien. Entre más quieres a una persona más fuerte es el dolor de la pérdida, y a mi hermana me dejó sola en alta mar.

Tenía que comenzar a encontrar mi camino de regreso a mí misma.

Comencé a escribir.

Natalia:

Me duele con todo mi corazón tener que buscar una manera para sentir que todavía estás aquí. No sé qué más a hacer, para sentir que no te has ido. Se que no te vas a ir mientras no te olvide, y nunca lo voy a hacer. Pero... duele.

Estoy muy triste, tuve que dejar a mis papás porque me estaba haciendo mal. No podía seguir ahí, todo me dolía, la culpa y ver como ya no estabas tú tampoco. Me duele no haber sido lo suficientemente fuerte.

Perdóname por no haberme ido contigo. Perdón. No sé qué pasó, si alguien me lo hubiera preguntado me hubiera ido contigo. No estarías sola en esta aventura, y hubiera podido estar contigo. Siempre juntas.

Pero nadie nos preguntó nada, tú tomaste la decisión de irte. Tal vez no lo querías, pero así fue. Como también lo fue en mi caso.

Te busco en cada lugar, cada cosa que nos gusta. No he podido volver a ver un dorama, he querido, pero no puedo. No puedo hacer cosas que antes hacía contigo. No puedo hacerlo. Sí lo hago, sé que ya no volverás para verlas conmigo. Y no puedo aceptar esa idea en mi corazón, no puedo.

Te extraño tanto que a veces me cuesta respirar, a veces no sé cómo continuo en la vida. Siento que solo estoy existiendo porque así me lo exige mi cuerpo. Pero me falta algo, me faltas tú. Me vas a hacer falta toda mi vida y yo solo quiero que estés conmigo. Pero no va a poder ser así.

Ojalá estuvieras aquí, te encantaría. Estarías fascinada viendo las fotos de donde estoy. Estarías feliz por mí, yo lo sé. Y yo les rogaría a mis papás que te compraran un boleto de avión para que vinieras.

Hasta donde suene mi vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora