༻𝑬𝒕𝒆𝒓𝒏𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐𝒔༺

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—¿Se le ofrece algo, señorita?— cuestionó.

—Busco al Patriarca Hilarión de Kiev— respondí, temerosa de haber sido perseguida todo el trayecto.

—Espere un momento—cerró la puerta justo en frente de mi cara y después de unos minutos regresó.

—Usted debe ser Aine de Merlín, sobrina del Mago Merlín, ¿cierto?—asentí energéticamente mientras lo veía moverse para darme paso —. La estábamos esperando, bienvenida.

El acólito se presentó bajo el nombre de Arndt Fischer, su función dentro del monasterio era asistir al sacerdote durante las ceremonias y cuando finalizaba la liturgia, despedir a los feligreses además de entregar los mensajes al patriarca. Aquel joven me llevó a recorrer la abadía durante toda la reunión de los monjes y a las 7 en punto fui invitada a la oficina de la máxima autoridad religiosa de aquel lugar.

—Buenas noches, Patriarca Hilarión de Kiev, perdone la interrupción, pero la sobrina del Mago Merlín está aquí y desea verle— esperé hasta que el acólito abrió y el Patriarca me invitó a entrar —. Joven Fischer, muchas gracias por su amabilidad con la señorita, ahora puede retirarse.

De inmediato, Arndt hizo una reverencia y se marchó. El anciano yacía en su escritorio, tomando café y leyendo el Sermón sobre la ley y la gracia. 

—Jena Gazhali, ¿cierto?— asentí nerviosa —. Siéntate y dime... ¿Gazhali de los Celtas o Persas?

—Gazhali de las Árabes de fuego. Norte de Egipto— una sonrisa se formó en su rostro y dirigió su atención hacia mí —. Dime jovencita, ¿Cómo continúa todo en la Isla de las brujas?

—La matriarca Gazhali está siendo víctima de ataques psíquicos y físicos por lo que su salud empeoró y el Consejero real de Arabia Saudita se aprovechó de esta situación para hacer negociaciones ilícitas con el Príncipe Oleg de Nóvgorod.

—Quiero más detalles. Percibí desesperación en la carta.

—Han falsificado la firma y el sello del monarca Yazdgerd III en el documento que me depuso como Arzobispo Supremo del Templo de la Ley y me ordenan contraer nupcias con el futuro rey de Nóvgorod.

—Es más grave de lo que pensaba—lo vi masajeándose las sienes—. ¿Merlín te dio un límite de tiempo para regresar a la isla?

—Sólo dijo que si no aparecía antes de fin de mes mi ausencia se consideraría como una renuncia a mis votos de celibato perpetuo y me sustituirían por otra persona. 

—Tenemos menos de una semana para que acabe el mes— sentenció preocupado —. Te ayudaré. Si es que no deseas renunciar a tus votos de castidad.

—Renunciaré a mis deberes como arzobispo el día en que se exorcicen todas las maldiciones— sentencié. Y él sonrió ampliamente.

—Lo admito, tienes potencial, en serio, qué pena que no seas la sobrina de Merlín— reí ante su comentario y tomé asiento en un sillón para discutir los detalles de mi viaje.

Después de idear un plan para entrar en la Capital sin ser reconocida, asegurarme el paso a través de los túneles subterráneos y abordar el barco, el Patriarca mandó a llamar a una jovencita, Khatun Doregene. Probablemente de mi misma edad.

Aquella chica poseía una larga cabellera negra y lacia, ojos rasgados y piel aceitunada. Se arrodilló ante nosotros pegando su frente al suelo. 

—Khatun, ella es Aine, la sobrina del Mago Merlín. Muéstrale tu habitación porque dormirán juntas durante una semana— ella me sonrió con amabilidad —. Puedes pedirle a la señorita Aine que te ayude en la cocina.