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CONTENIDO EXPLÍCITO +18

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╰⊱ Narra Sukuna ⊱╮


Crucé los largos y sombríos pasillos del Templo hasta llegar a los aposentos de Jena, no había cambiado nada en absoluto a pesar de que le autoricé decorar esa área a su antojo. Entro sin previo aviso y ella me mira con el ceño fruncido.

Permanece en la tina, rodeada de espuma, pétalos de flores y aceites perfumados, sus doncellas tallan su piel con delicadeza.

—¿Qué estás haciendo aquí, Sukuna?— pregunta con voz suave y relajada.

—¿Sabes montar?— cuestioné viéndola fijamente. Intentaba ser decente y no desviar mi atención a sus redondos y cremosos senos.

—Sí, sé montar. ¿Acaso dudas de mis habilidades?— respondió desafiante.

—Prepárenla para dar un paseo a caballo y encamínenla hasta los establos— ordené a sus damas.

—Sí, su majestad— respondieron las sirvientas mientras la ayudaban a levantarse y vestirse para salir.

Ensillé a mi caballo y tiré de su correa para sacarlo del establo. De repente, un aura cálida embebió todo el lugar, era Jena.

—Estás preciosa— le dije, examinándola de pies a cabeza.

—Tú también estás muy guapo— murmuró ella con timidez.

Su guardaespaldas y las dos doncellas la escoltaron hasta el establo, no obstante, se retiraron sin hacer ruido alguno, más no se alejaron totalmente y permanecían atentos a cualquier orden.

—Espero que estés lista para montar mi caballo, querida. No te preocupes, no dejaré que caigas— bromeé a la vez que subía al lomo del animal y la tomaba por la cintura para sentarla.

Comenzamos a cabalgar por el campo abierto, la tensión de sus músculos y la tibieza de su piel iba en aumento debido a nuestra cercanía.

—Qué caballo tan rápido— exclamó con asombro. Golpeé al animal y este aceleró a velocidad sobrenatural.

—A Malet lo capturé cerca del lago Grand-Lieu, era muy salvaje, fue difícil domarlo, sin embargo, después de imprimir mi energía maldita en él, se volvió una extensión mía— respondí con una sonrisa acelerando el paso. El viento en mi rostro y el dulce aroma de Jena hacían que todo fuera más emocionante.

Después de algunos minutos llegamos al río Arnón, curiosamente en la orilla de este tuve mi primer acercamiento a Nadjela, un milenio atrás. Recordé con nostalgia su sonrisa mientras veía las aguas fluir. El pasado y el presente se entrelazaban en este lugar mágico.

Jena se sentó sobre una roca, se sacó las sandalias y comenzó a jugar con el agua. Me acerqué a ella y me senté a su lado, observando cómo se divertía. Sin decir una palabra, la atraje a mi cuerpo y la besé apasionadamente.

—El agua se ve estupenda— susurré a su oído, soltando mi pantalón a la vez que arrancaba mi camisa.

Jena se ruborizó al ver mis pectorales y desvió la vista hacia la colina. Me puse en pie, desnudo y de un salto ingresé al agua.

—¡Ven, Jena! ¡El agua está perfecta para nosotros dos!— la invité con una mirada seductora.

—¿¡Estás loco!? Estamos en medio de la nada, en un bosque... podrían vernos— exclamó avergonzada.

༻𝑬𝒕𝒆𝒓𝒏𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐𝒔༺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora