༻𝑬𝒕𝒆𝒓𝒏𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐𝒔༺

⚠️╰⊱ 21 ⊱╮⚠️

⚠️ADVERTENCIA⚠️

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A partir de este capítulo, aumentarán los escenarios violentos y de maltrato físico, psicológico, sexual hacia los personajes principales y secundarios. No se recomienda a personas sensibles.

╰⊱ Narra Satoru ⊱╮

Pronto habría cambio de turno, antes de medianoche resonaron pesados pasos a lo largo del corredor y una presencia maldita envolvió todo el lugar; el Rey de las maldiciones rompió el seguro de la puerta para ingresar a los aposentos de la señorita Gazhali.

—¿¡Cómo que estás embarazada!? ¡Explícame ahora mismo! — cuestionó él mientras la sujetaba del brazo. Sus ojos ardían de furia insondable.

—Sukuna, por favor, cálmate — el agarre de él se hizo más fuerte y a pesar de las súplicas e intentos de Jena por liberarse, sus esfuerzos fueron en vano.

Los ojos de él se estrecharon para luego examinarla con ferocidad. Su agarre se aflojó y finalmente habló, tras una larga pausa —¡No te soltaré hasta que me digas quién es el padre de ese engendro! ¡Y quiero saberlo ahora!

—¡No te atrevas a llamarlo engendro! Ahora suéltame, si quieres una explicación— exigió notablemente temblorosa.

—Su majestad... suéltela, la lastim...— antes de que Fuyu terminara la oración, el Rey de las maldiciones activó su ritual, cortándola por el medio.

—¡Eres un maldito! — gritó Jena tirándose al piso para abrazar a su amiga.

—Dime quién es el padre. Quiero una respuesta clara— exigió él, tomándola del brazo para alejarla del cadáver.

—¡Sabes muy bien que jamás he conocido otro hombre que no seas tú!! Fuiste el primero y eres el único que me ha tocado— recalcó ella conteniendo las lágrimas —. Si de verdad estuviera embarazada, sería de ti... sería tu hijo...

Sukuna no pudo disimular la sorpresa al escuchar las palabras sinceras de Jena.

—Eso es imposible. No puedo ser el padre de ese niño— rugió él con veneno en la mirada —. ¡Mientes!

—¿Por qué clase de mujer me tomas? ¡Jamás he pensado siquiera en compartir una cama con otro hombre que no seas tú! — gimoteó ella tratando de soltarse de su agarre.

—Debe haber algún error, yo no puedo ser el padre de ese niño... en un milenio ni una sola mujer quedó embarazada de mí escupió él con amargura —. Te lo preguntaré por última vez, ¿De quién es ese engendro?

Jena lo miró con firmeza —. El niño que está dentro de mí es tu hijo— recalcó acariciando su vientre.

Sukuna se quedó en silencio por un momento, procesando sus palabras y de repente, la arrastró hasta la bañera para hundirla en el agua —. No quiero que tengas a ese niño. Sería una tontería salvarlo ahora si después daré fin a su vida— la habitación se llenó de agua y el sonido del forcejeo resonaba en la oscuridad.

—¡No.… me... toques! — jadeó Jena luchando por respirar. A pesar de su posición desventajosa, continuó resistiéndose y buscando una forma de escapar —. No.… puedes... obligarme a.… abortarlo

—No te atrevas a desafiarme. Si no quiero que nazca, no lo hará...— acto seguido, separó las piernas de la chica de un manotazo y después se posicionó entre éstas presionando su cadera contra la de ella.

—¡Suél-ta-me! — sollozó retrocediendo en un intento por alejarse, no obstante, Sukuna la sujetó de los muslos para acercarla aún más.

—¡Nunca! No voy a soltarte, preciosa Jena... ¿Sabes por qué? — bramó con una sonrisa mordiente y mirada ponzoñosa apretando la carne desnuda de su piel —. Porque cuando naciste tu madre te ofrendó en mi altar y ahora eres mía. Te prefiero muerta antes que libre.