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╰⊱ Narra Sukuna ⊱╮

Lord Lee anunció la llegada de los altos mandos del averno a la Mansión Escarlata, decidí que la reunión se llevaría a cabo en mi oficina privada porque no quería exponer a Jena.

—Hay rumores, su majestad. El demonio Apollyon ha informado la presencia de Masutā Sodō, la espada destructura del mal en el continente. Y la familia Seirim percibió a la Santa Gazhali en los jardines del Imperio Maldito. La describe como una fuerza divina y centelleante, ¿qué planea hacer con ella?

—Quebrantaré su voluntad y la haré mía. Permanecerá en mi palacio, bajo mi protección hasta que finalice la guerra y después será nombrada Asesora de los derechos humanos— respondí tajante, dejándoles claro que no cambiaría de opinión al respecto.

—No entiendo por qué está tan obsesionado con ella, para empezar, nadie está de acuerdo con permitir que el Rey de las maldiciones esté con una sangre sucia— intervino Azazel.

—Ahora le llamas "sangre sucia" a los humanos... ¿Olvidaste que también te desterraron por fornicar con humanas?— escupí venenoso.

El resto de demonios rieron estrepitosamente tras la humillación de Azazel.

—La Dame des Sorcières no es más que una delicada hoja en medio de esta tormenta— murmuró Belial viendo fijamente hacia la puerta de mis aposentos —. Me pregunto qué misión le habrá asignado el Creador.

—Jena es la llave para desatar el poder divino aquí en la Tierra y luchar contra las fuerzas oscuras o a su vez, abrir una brecha infernal y destruirlo todo, depende qué tan fácil de manipular sea— sentencié esbozando una sonrisa maliciosa.

—Estás muy confiado, Ryōmen Sukuna— advirtió Astaroth —. Yo que tú no me fiaría de esa mujer, recuerda lo que le pasó a Samael por dejarse seducir de Lilith.

—Yo no soy Samael y Jena no es Lilith— respondí con una mirada desafiante mientras me alejaba de Astaroth sin darle mayor explicación —. Jena Gazhali no será un problema, sé controlarla.

—Veremos quién tiene el control, Ryōmen Sukuna— finalizó Astaroth antes de desvanecerse en las sombras.

—Cuidado, Dios escribe derecho sobre líneas retorcidas— Asmodeo recitó con sorna un antiguo pasaje bíblico.

—Tu amenaza no me intimida, Asmodeo. No hay líneas torcidas que puedan detenerme— respondí desafiante —. Soy el maestro de mi propio destino y nadie puede controlarme.

—Tu confianza te llevará a la perdición, Ryōmen Sukuna. Pronto descubrirás que no puedes controlarlo todo— agregó Moloch con una sonrisa malévola en la cara.

—Lo confirmaré una vez te haya destruido, Moloch— reí de forma siniestra y desafiante.

—Dices que nadie te controla, pero... ¿Cuánto se ha beneficiado de ti? Has asesinado por ella, has hurtado e incluso la llevaste a ver a su familia. Ella te manipula— acusó Luzbel, después de observarnos en silencio.

—Yo la manipulo—sentencié con un tono frío y amenazante, tomándolo del cuello.

El acusador, Luzbel, comenzó a reír a carcajadas y aplaudir con sorna mientras su rostro se deformaba tétricamente.

༻𝑬𝒕𝒆𝒓𝒏𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐𝒔༺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora