GemmaLa vida nos enseña lecciones que se nos quedan pegados en la memoria, siempre que nos acerquemos a una situación semejante por la cual nos hemos negado a experimentar, nuevamente, nos advierte y nos hace retirarnos de esa actividad. El miedo a cometer el mismo error es lo más perjudicial que se enfrenta la humanidad. En vez de superar ese terror por algo, nos aferramos a pasar por encima de este y evitarlo hasta que llegue un momento en el que sea imposible escabullirse.
Los cascos estaban en su sitio correcto cuando ingresé en el autobús. Anduve hasta llegar a los últimos asientos donde ningún pasajero decidió ocupar. Odiaba ir en esta vía de transporte, ya que una gran cantidad de personas se juntaban en un mismo lugar, eso me agobiaba. No soy una persona de querer estar alrededor de personas. No les tengo una fobia, son de mi misma especie, así que fácilmente puedo estar cerca de ellos. Había llegado a la conclusión de que las personas de mi alrededor piensan que odio a todo ser que respire, no es correcto. Me gusta elegir cuidadosamente qué personas entran en mi vida, porque no quiero acabar de mala manera. Como dato adicional: Mi ambiente social no es de gran ayuda.
Jane me compró este pasaje en bus, aunque yo misma le obligué a que no lo hiciera. Me lo hubiese comprado yo de alguna manera. Hubiera trabajado más horas en alguna heladería o también hubiese sido niñera por fines de semana enteros, intentando no ser pillada. Mis problemas financieros me han traído al momento en el que ni siquiera puedo obtenerlo yo misma. De todos modos, no me hubiese importado, todo por ir a South Beach. Le agradeceré de por vida por la adquisición del billete.
South Beach es un sitio turístico en el este de California. Qué ironía el nombre, ¿verdad? Llevo yendo todos los veranos a las hermosas costas de allí. Es inevitable ir porque allí puedo estar sumergida en el agua por todo el tiempo que desee, la playa es enorme.
El agua, o mejor dicho, el océano, es mi lugar seguro. Cuando me sumerjo en él los problemas se alejan. De pequeña creían que tenía una enfermedad o algo. Al tener ataques en los que no paraba de llorar, me llevaban a la playa para tranquilizarme. Los médicos aún creen que soy algo inusual, pero no me debería importar menos lo que piensan. Nadie me llega a comprender. Ni siquiera Jane, aunque se nota que trata de hacerlo. Es exhausto.
Mis pensamientos son interrumpidos cuando una mujer con un niño en brazos toma lugar al lado mío. Trato de sonreír. Ella no me corresponde el gesto generoso. Tuve que aguantar no rodar los ojos porque si no sería la maleducada en esta situación. Tratando de ignorar el mundo, me apoyé en el cristal empezando a titubear la canción.
Después de unos minutos suponía que ya estaba en mi propio mundo hasta que un llanto me hizo negar esa afirmación. No, por favor. Me atreví a mirar de reojo a la persona proveniente de ese ruidoso sonido. Sus ojos rojos me dieron la bienvenida. Sonreí. Este me devolvió una mueca. Observé que un diente estaba en proceso de crecimiento, la razón del lloriqueo seguramente provenía de allí. Pobre.
Levanté la mirada hacia su progenitora. Ella estaba ocupada mirando con interés el aparato telefónico.
Hay personas que no deberían tener hijos. El mundo es una mierda. Critican a una madre joven que tiene las fuentes necesarias, pero no a una mujer adulta que hace caso omiso a su hijo. Doble mierda.
El bebé aún me observaba con mucha atención. Se la devolví. Este me señalaba con sus manos, extendiéndolos. Quería que le cogiese en brazos. No podía. Yo lo haría, pero eso se vería fatal. Me tomarían como la persona que planeó robar el niño de unos pocos meses de edad. Saldría en las noticias, hasta en el periódico de todo el estado. Vale, niego lo dicho, no necesito más atención.
Era broma ¿vale?
Sin percatarme, este envolvió su diminuta mano alrededor de mi dedo menique. Esta vez, de mala educación, sería separarme del bebé. Tengo razón justificable.
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La Ola sin Rumbo
RomanceTodo el mundo tiene un pasado. Para algunos solo hay recuerdos felices en los que desearían volver a experimentarlos de nuevo a medida que crecen. Otros prefieren nombrarlo a todo pulmón lo que habían experimentado, sin miedo a las críticas. Como na...