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—Gemma, estrellita, te llamo para decirte que te echo de menos y por lo cual yo misma me he reservado un billete a California para poder verte en persona. Michy no podrá ir en avión, pero ella te ha envuelto un regalo solamente para su mejor amiga que da la casualidad que eres tú. Te diré más concretamente la fecha en unos días. Te quiero.

Eso mismo me dijo Jane, resumiendo, mientras estaba de niñera con Ethan. Estaba a punto de tener un ataque de corazón. Mi vida actualmente ha mejorado comparada con la de hace unos meses, esto confirma que lo puede mejorar. Jane ha sido mi soporte emocional desde los once años. Si tenía ganas de llorar, ella me ocultaba entre sus brazos cálidos, dándome esperanzas de que era solo una mala etapa. Mi primera interacción con ella fue cuando salí corriendo del apartamento, en el que vivía en ese momento en Nueva York, y ella me invitó al piso de entre de la mía. Mi vecina. ¿Cómo puede llegar a ser tan influyente en mi vida? Sin más, me dio ayuda hasta cuando yo no lo verbalice como tal.

Agradecida de que no se haya enfurruñado por la falta de llamadas. Estos meses traté de tener el mínimo tiempo de uso con el móvil. Paz mental, eso quería.

Paz: Eva fuera del plano

Mierda, me había olvidado de ella. Como bien se supone, tampoco le he contestado. Han pasado exactamente dos semanas de la llamada enfrente del pelirrojo. Me he arriesgado. Ahora me toca ver qué tiene planeado hacer para llevarme de vuelta. Espero no salir dañada como la otra vez.

Me estiro en la cama con toda la fuerza, haciendo crujir mis huesos. Me quedo detallando la lámpara. Tiene un decorado hecho de un papel extraño. De pequeña, con ayuda de mi padre, le hice unos agujeros para así poder darle vueltas y trasformar mi habitación en una discoteca. Me obligo a dejar de sonreír. Solamente es eso. Recuerdos.

—En cinco minutos debes salir— avisó Manu desde la planta de abajo

En efecto, otro día metida en un lugar de pijos con una gorra de color vomitivo. Desde este momento, tengo un odio hacia esos tipos de sombreros; Llevo una semana trabajando. No me he comunicado con Ethan, excepto con palabras monosílabas, desde que una niña me hizo tropezarme con la realidad. Me es incómodo. Tengo tantas cosas que expresar en alto, pero la mitad me es imposible contarlos. Tengo un lío mental.

Pégate.

¿Uh?

A ver si lo haces y dejas de hacer el tonto. Yo, si fuese tú, le besaría en toda la boca.

Eres yo.

Somos polos opuestos, amor. Y has evitado la segunda parte de la frase.

Es que oír tu voz me hace desconectar, es muy aburrida el tono.

No te insulto porque soy la madura en esta situación.

Con pesadez en las piernas, me levanto para coger el accesorio y apreciarme en el espejo con este puesto. Shorts negros, camiseta azul (de la heladería) y mis Converse son las prendas elegidas de este día. Unos mechones sobresalen de mi coleta improvisada. Es incómodo con el pelo rizado, aunque ha de admitir que es lo más funcional.

Subo los ojos hasta toparme con unas fotografías formato fotomatón. Las caras de Anne y Miley acompañadas con la mía son lo principal. Tiene unos añitos, no obstante me da pena quitarlos de su sitio. No las veo en persona desde hace un tiempo. Esto de tener jornada completa hace imposible tener una vida social. La única quedada oficial es este fin de semana donde Estefanía participará en una pasarela. Se celebrará en los Ángeles. Cogeremos un autobús de dos horas, todo por admirar a mi cariñito hacer lo que ama.

La Ola sin RumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora