Gemma
El entrenador nos dejó libres por todo el fin de semana, dijo que así nos relajamos y eso llevaría al cabo a una nueva etapa que empieza con una nueva participante: yo.
Al salir de la Henalu, la tensión aún se sentía en los aires. Los chicos se fueron sin despedirse. Todos lo pasaron por alto, creo que lo hacen muy a menudo. Me monté en la caravana de mi tío y nos dirigimos hacia su estancia. Nuestra estancia estos meses.
Al principio, cuando le conté la idea de venir aquí, le comenté de quedarme con una vieja amiga de Jane. Él obviamente se negó y me dio lugar en su casa (a la cual la considero la mía desde los once).
Cuando salté sobre mi cama temporal, grité con tanta emoción que hasta a Manu le ocasionó reírse. Este mueble blando no ha sido usado desde hace unos años. Habrá pillado polvo. Error. Manu me confirmó que antes de que mi avión hubiera aterrizado, mi cuarto ya estaba como nuevo. Como lo dejé.
Los pósteres de Taylor Swift estaban en la misma parte de siempre. Al que más echaba de menos era el que ella misma me firmó cuando asistí a un concierto suyo. Ese momento está metido en mi cerebro y nunca se irá de este. Los collares que antes eran empleados demasiado por mi yo de doce años. Los vestidos holgados de colores llamativos con un estampado floral. El señor Juanito me hizo llorar (peluche favorito). Literalmente.
Hace tres años no sufría por nada, si así se podría decir. Era felicidad lo que me rodeaba durante toda mi infancia.
Felicidad y odio. El sentimiento odioso fue solamente dedicado para Ethan. Aún no me creo que nos llevemos mal desde los cinco años. No lo dejaré de hacer. Siempre será el capullo de siempre, solo que mi pequeña yo no sabía ese hermoso insulto.
Al colocar todas mis adquisiciones en su lugar correcto, Manu me llevó a un restaurante para cenar. Comimos pupu, que es el apodo que se le dan a los aperitivos en hawaiano.
Crecí en la cultura polinesia gracias a que mi familia es de allí. No parezco cien por ciento de alguien que proviene de ese sitio tropical, ya me lo han dicho muchas personas.
La cosa es que mi padre es negro, concretamente de África del Sud. Es una rara combinación, pero eso ha sido posible que yo haya venido al mundo. Al contrario, mi madre tiene una nacionalidad mixta.
Después de días de descanso, me tocaba poner las manos a la obra y empezar de nuevo mi vuelta al surf. Espero no haber olvidado cómo se hacía porque, sino mi entrenador me mataría. No literalmente. Me necesita con vida.
—Hoy trataré de fijarme en una persona a la vez para ver los errores cometidos y así puedan ser corregidos— señaló el mar cómo si fuera el inicio de una carrera
Echamos a correr con las tablas en la mano preparándonos para sumergirnos en el agua. Mis pies ya estaban dentro cuando una voz me distrajo:
—Suerte, princesa.
En ese apodo se notaba un tono sarcástico, yo me concentré en seguir mi camino mientras rodaba los ojos. Idiota. ¿Cómo tiene la cara?
Empecé a mover las manos para poder remar hacia un lugar central y conseguir una ola. Junte los dedos para así poder "transformar" mis manos en unos tipos remo. Todos nos pusimos en línea recta en espera de una. Me senté sobre esta relajando mi espalda para así poder elaborar mejores maniobras. Mi mirada estaba puesta en el horizonte cuando detecté mi objetivo. Al mirar hacia delante, unos ojos encontraron los míos. Tenía que conseguirla. No iba a perder.
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La Ola sin Rumbo
RomanceTodo el mundo tiene un pasado. Para algunos solo hay recuerdos felices en los que desearían volver a experimentarlos de nuevo a medida que crecen. Otros prefieren nombrarlo a todo pulmón lo que habían experimentado, sin miedo a las críticas. Como na...