GEMMA
—Hoy la señorita Pérez está enferma y no puede venir, así que hoy estarán con vosotros estos dos jóvenes majísimos— anuncia la gerente del "Ritmo Hulai" provocando unas risas cuando se inclina ante nosotros como si fuésemos los reyes
Desaparece de la sala. Solo quedamos Ethan y yo con los niños.
¿Cómo hemos llegado aquí? Puede que la helada lluvia sea un factor importante de la causa. La heladería está en las afueras donde la gente se pasa el día metida en la piscina o jugando al golf. Esas actividades no son de hacer en un día como este. De alguna manera, hemos acabado siendo niñeros.
—¿Cómo os llamáis?
Una rubia atrae mi atención a la cual tardo en responder la pregunta al detallar el rosado vestido que lleva puesto.
—Yo soy Gemma— me señalé—. Este es Ethan
No miro en su dirección, aunque estuve tentada cuando un niño suelta el comentario mítico que he presenciado toda mi infancia:
—Ethan, la zanahoria.
Temo que se lo tome a malas hasta que oigo su risa entremezclando con las de los infantes. Cuando éramos unos canijos siempre él se desesperaba al escuchar este tipo de comentarios de los otros de nuestra edad, él sentía que era un insulto.
Hay unas mesas de colores fosforitos donde unos lápices de colores y folios blancos se encuentran esparcidos en la superficie. Cada uno sentado en una silla con sus amigos cerca suya. La mayoría de las paredes son completamente blancas, excepto una donde una gran cantidad de dibujos están pegados a una de color azul.
Dejo de irme por las ramas al ver a un chico moreno levantar la mano. Su camiseta de dinosaurio me traen muchos recuerdos, que sin intención alguna miro de reojo al pelirrojo. Ese detalle quedó en segundo plano al escuchar una pregunta que es notablemente echa por una mente de infantes.
—¿Quién se va a comer la zanahoria?
—El conejo de pascua.
—Un caballo— siguen tanteando los niños
—Una vaca.
Al menos atienden a sus clases.
—No, Ethan no es una verdura— responde de nuevo la rubia de modo posesivo con un puchero decorando sus pequeños labios
La sala se convirtió en un debate infantil sobre animales herbívoros que adoran las zanahorias.
—Nadie me va a comer, quiero mi cuerpo entero— intenta meterse en la discusión, el pelirrojo dando unos pasos hacia delante
Eso me hace poder enfrentarme con su espalda. Lleva unos pantalones anchos y la camiseta azul de la heladería. Con esos colores similares, su pelo es el protagonista. En esta ocasión parece que ni siquiera se ha dignado a peinarlo, aunque despeinado lo hace verse más... Más ¿se entiende?
Vuelvo a centrarme en el debate.
Ethan estaba de rodillas enfrente de la rubia dedicando una de sus grandiosas sonrisas, eso hace que ella le imita. Ese gesto suyo es algo de los más reconfortantes que he visto, es como un abrazo.
—Entonces te va a comer tu novia —-comenta un niño chocando la mano con otro después de decirlo
Dios mío. Tiene ocho años. Eso mismo pensó Ethan al notar que casi se cae de su posición.
—No sé quién te ha dicho eso, pero no puedes comer a una persona, es imposible— obviamente está actuando porque lo que dicen por aquí es que comer es una de sus dotes
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La Ola sin Rumbo
RomanceTodo el mundo tiene un pasado. Para algunos solo hay recuerdos felices en los que desearían volver a experimentarlos de nuevo a medida que crecen. Otros prefieren nombrarlo a todo pulmón lo que habían experimentado, sin miedo a las críticas. Como na...