Saqué mi cabeza por la ventanilla de la caravana de mi tío, haciendo que el viento arrastrara hacia atrás los mechones sueltos de mi coleta. Me sentí cómo aquella vez en la que pisé California por primera vez desde tres años, apreciando todo aquello que de pequeña ni les dedicaba el tiempo. El sol, que la mayoría del tiempo en Nueva York es difícil de ver en el invierno, aquí brilla durante los 364 días seguidos. Cada mes, con una intensidad mayor o menor, pero siempre está presente. Como la luna lo está cuando es invisible debido a la luz mañanera. El sol y Luna: cada uno dedicado a una porción del globo terráqueo, los encargados de la vida en este planeta.
Desciendo mi mirada del precioso mar, para encontrarme con los ojos de Ethan reflejados en el retrovisor mirándome. Una esquina de mi boca hace un intento de sonrisa y, él lo recibe por repetir la acción. Estos próximos días iban a ser los más preciados que tendría en mi corta vida.
¿Estás perdido? La razón por la cual estamos en un vehículo dirigiéndonos a otra región de California ocurrió cuando la puerta del hospital se abrió, dejándole al pelirrojo pasmado después de mi confesión porque dos chicas corrieron a abrazarme.
— Eres tonta, de verdad. Estaba a punto de hablarle al universo para que siguieses con vida.
Mi contestación fue unas palmaditas en la espalda de Estefanía en modo de arrepentimiento. Siguieron cerca de mi cuerpo hasta que noté un objeto incómodo entre Miley y yo. Me alejé para descubrirlo: un saco recogido en una bolsa a modo de collar. Mentira, era un impermeable doblado dentro de una pequeña área de un rectángulo.
— ¿A caso va a llover?
La pelinegra se río, pero se detuvo durante un rato al percatarse que la modelo desechó cualquier contacto del abrazo que la conectase a ella. Mi ceja subió confundida, sin embargo, ella siguió hablando como si nada hubiese pasado.
— No sabemos si lloverá en el monte—- asumió que mi cerebro conectaría hilos con facilidad después de haber estado inconsciente
En este caso, Estefanía tomó la rienda y me contó el plan que habían hecho. ¿Cómo? Allí me percaté que Cameron se encontraba a unos pasos atrás de las chicas y Ethan había retrocedido unos pasos para dejarnos espacio a las chicas. La mueca del pelirrojo me lo confirmó, mientras que el rubio simplemente asintió la cabeza seriamente; Los dos son totalmente distintos.
Luego, al haber ido a recepción con Manu para que me dieran el permiso, visualicé la caravana con la que él me llevó a casa el primer día en South Beach. Mis amigas me agarraban de la mano mientras Cam se encargó de abrir las puertas del maletero en donde una variedad de maletas se encontraban, unas encima de otras. Y como sorpresa, a la hermana de Ethan ya sentada en el asiento — solo eran admitidos un límite de visitantes—.
Una calidez invadió en lo profundo de mi pecho, en ese momento no estaba concienciada sobre lo que pasaría, pero compartir tiempo junto a las personas que más quiero era aliviador y algo que hace dos años hubiese sido mi terapia gratuita.
Una adrenalina me hizo conectar mi móvil a unos altavoces que Manu tenía instalados en las esquinas del vehículo y de inmediato, un tono que había estado circulando por las redes, con unos premios ganados debido a la canción, hizo murmurar a la modelo. Se le notaba las ganas que tenía de cantarlo en alto que me impulsé a tomar el control y canté, rato después ella acompañó mi concierto. El resto de horas metidos en el mismo sitio se basó en música, risas y un coro profesional.
La música fue bajada debido a que una barra en medio del camino nos impedía seguir, significado de que nuestro destino estaba delante de nuestros ojos. Unos hombres vestidos de colores verdosos, con un parche pegado a sus pantalones cortos, estaban en la caseta de la entrada, y uno de ellos se acercó a la ventanilla del conductor pidiendo información de la reserva. De dar unos cuantos vistazos dentro del auto, se entrometió con mi mirada. Este abrió la boca sorprendido y como acción instintiva, le sonreí— El cual salió con soltura dado mi buen humor—.
ESTÁS LEYENDO
La Ola sin Rumbo
RomanceTodo el mundo tiene un pasado. Para algunos solo hay recuerdos felices en los que desearían volver a experimentarlos de nuevo a medida que crecen. Otros prefieren nombrarlo a todo pulmón lo que habían experimentado, sin miedo a las críticas. Como na...