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Gemma


Espero impacientemente a que llegue mi tío.

Inspecciono al pelirrojo que se encuentra a mi derecha, sentado a unos metros encima del banco. Está absorto dentro del libro que se encuentra entre sus manos. En la portada se ven unos dinosaurios animados escalando una montaña llena de hierbas gigantes y altas.

Manu se fue a hablar con un hombre de barba blanca y nos dejó a los dos en este banco marrón. Anne estaba aquí hace unos minutos, pero la llamada de su padre le hizo irse a casa. Me dejaron con Ethan. No quería estar con él. Siempre está en su mundo, no me gusta eso. Hay que vivir el mundo en el que es compartido por ocho millones de personas. Reír, bailar, jugar, saltar, chillar, llorar y abrazar.

No se mueve hasta que nota el sonido que hago al morderme las uñas. Mi madre me dice que es algo maligno de hacer, no me dice el porqué. Comer cuatro kilos de hamburguesas no alivia las cosquillas raras que siento en el estómago o el tapón que se me crea en la garganta, esto sí. Mamá siempre eleva la voz cuando ve que lo llevo a cabo. Me da miedo cuando lo hace.

Siento una mano detener el gesto común que realizo. Aprieta su mano con la mía entre la suya. ¿Qué hace? Me cae mal. Supongo que lo hace a propósito para que así llore más rápido. No tener algo entre mis dientes es agobiante.

Lo miro con mucho odio, él parece eludirlo.

—Tu madre es malo.

Levantando una ceja. No puede insultar a mamá. Ella se enfurecerá.

—Perdón— decide repetir la oración, tragando saliva-. Tu madre me explicó que esto es malo.

Ja, ja, ja. Suele equivocarse la mayoría del tiempo. Manu supone que su cabeza va más rápido que su boca. No sé si es malo o bueno, pero me entretiene. Me quedo callada al sentir como una pregunta invade mi mente.

Solo está él, no hay nadie mayor.

—-¿Es horrible que esto me guste hacerlo? —cuchicheo para que nadie lo escuchara

Nunca había mencionado esta duda. Todo lo que hago es dañino para alguien, especialmente lo que me encanta. No entiendo.

"Eres una niña de seis años, solo deberías jugar con las muñecas y hacerme caso"

"No hagas el tonto, me das dolor de cabeza"

Preferiría haberme callado.

—Cuando digo que adoro los dinosaurios, nadie me dice nada — frunce el ceño—. Solo cuando juego a las cartas con Anne, papá me echa la bronca diciendo que mamá odia que nos tiremos al suelo porque ella se podría tropezar. Me gusta ejercerlo tumbado en el piso, así que lo hago cuando ningún adulto está en casa. A veces juego solo porque mi hermana se va con sus amigas, cuando tú no estás aquí— suelta con una sonrisa en la cara

"Lo hago cuando ningún adulto está"

—Entonces, ¿puedo morderme las uñas cuando mamá no esté?

—Mmm, no creo —suspira triste—. Si las mariposas se comieran sus alas, no podrían volar ni ser hermosas. Los pétalos de las flores son necesarios para que la gente se acerque a verlos y admirarlos. Si cortas un vestido, se transforma en una camiseta deformada. Las uñas son como el diamante de las manos. De la cabeza son los ojos. De la tripa es el ombligo. Sin ellos, las personas no serían cómo son. Mejor no te las comas. Si las dejas crecer, las puedes decorar como si fueran unas alas de mariposas. Estaría guay, ¿verdad?

La Ola sin RumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora