Gemma
3 de septiembre del 2018
Hola,
Hace dos semanas que te fuiste sin dejar rastro. El día en el que me enteré de que estabas yendo al aeropuerto, yo estaba esperándote en la playa. Cómo habíamos quedado.
Me duele que no dijeras nada. ¿Todo bien? No sé si es mi culpa o es por tus padres, pero al menos espero que des señal de vida. No estoy enfadado, simplemente me siento de una manera que no quería haber vuelto a sentir. Tú eras la última persona que se me hubiese pasado por la cabeza, ser la que me hiciera sentir decepcionado.
Buena suerte.
Por décima vez me estiro para apagar el maldito ruido que proviene de mi móvil. Cuando mis ojos se abran, la persona que haya intervenido en mi precioso sueño acabará muerto. Eso será más tarde. Ahora me toca acurrucarme por unas dos horas y luego ya seguiré con mi vida.
Dejo mi mente en blanco.
Una vez...
Dos veces...
Vale, mi deseo de dormir ya se ha ido a la mierda. Maravilloso. Mi cuerpo se impulsa hacia arriba, sentándome en el cómodo colchón. Me quedo quieta unos minutos debido a que mi mente aún sigue en la tienda esa rara. ¿Desde cuándo llaman a un establecimiento Carter 's twenty four hours shop? Qué absurdo. Yo lo hubiese acortado. CTFH Shop. No, es más horrible que el original. No sirvo para el marketing.
Al menos no existe en la vida real.
La cara de desagrado de la señora se ha quedado implantada en mi cerebro. Ja, ja, ja. Su esposo habrá dormido de espaldas a ella en la cama porque al despertarse se hubiese desmayado al verla. Perdón, me estoy pasando. Esa verruga en la barbilla creo que tenía vida propia, sin embargo, no me fijé mucho en eso.
La visión parece muy real, como si de verdad hubiese estado allí. Bah, qué tonterías digo. Me tengo que echar agua fría para experimentar un mejor despertar.
La imagen que veo en el espejo después de mojar mi cara es algo que no deseo comentar. Pobre señora. La he ofendido sin antes mirarme. Me voy al infierno de una. Mientras ruedo los ojos, decido cepillarme los dientes. No lo habré comentado, pero de alguna manera siento lo mal que apesto. No es mi mejor día.
Pff. ¿Qué hora es? Al salir del baño me quedo quieta para observar la ventana, aunque lo que veo solo es la cortina deteniendo la luz del sol. Mierda. A paso pesado, hago el día introducirse en el cuarto del hotel. La tela es muy gruesa, a ver si me los compro para la casa. De regalo de cumpleaños de Manu. Ja, ja, ja.
Decido dar unas pisadas hacia atrás para admirar las vistas de Miami, son dignos de ver. La cosa es que a la segunda me encuentro encima de un cuerpo extendido en el suelo.
¿Cómo ha entrado un asesino? Espera, ¿qué hace Ethan en el mismo espacio que yo?
Sin cuidado, me pongo de pie apoyando mis manos en su cuerpo. Puede que lo haya hecho con un poco más de fuerza de lo normal. Eso no es importante.
No se mueve el idiota. Este señorito ha ocasionado que mi sueño se vaya, lo odio. Le doy una patada en la espalda—, ya que se encuentra dormido de lado enfrentando la cama— pero eso no lo hace despertar. Me tiro a la cama para mirarle la cara.
Mi cabeza está apoyada en mis brazos cruzados mientras mis piernas están estiradas ocupando el resto del colchón. Es un angelito durmiendo. No parece un diablo. Sus pecas esparcidas por su nariz y pómulos, sus gafas intentando no romperse porque se está apoyando en ellos. Sé que cuestan mucho, así que, como toda buena persona haría, los dejo encima de la mesilla de noche.
ESTÁS LEYENDO
La Ola sin Rumbo
RomanceTodo el mundo tiene un pasado. Para algunos solo hay recuerdos felices en los que desearían volver a experimentarlos de nuevo a medida que crecen. Otros prefieren nombrarlo a todo pulmón lo que habían experimentado, sin miedo a las críticas. Como na...