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Otra fiesta que se celebra este mes. Nada nuevo. Desde la última, en donde Gemma me dejó sola sin nadie, con quien no me esté ignorando sin razón alguna, he estado muy presente en estos. No soy el prototipo de persona como fiestera y obsesionada con salir. Cien por cien prefiero meterme entre mis mantas y ver "Call me by your name" por quinceava vez.

Hablando de cinematografía, mi obsesión con esta película es superior. Sé que la edad entre los protagonistas no es algo muy visto, pero los momentos y tensión entre los dos me dan vida. Este es una prueba de que el amor puede estarlo en todos lados, en donde menos se espera habitar. Al igual que las bacterias, son tan invisibles que para el ojo humano es algo imposible de observar, solo que en vez de manera biológica, el amor es como una bomba de gas trasparente que las personas lo llevan encima de ellas. Cuando dos chocan entre sí y comparten los mismos materiales, es lo causante del enamoramiento.

Además... Mierda... Me estoy yendo de las ramas. Me suele pasar cuando mi cuerpo me impide hablar de lo que me está pasando por la cabeza. En realidad, siento un vacío. Beber y bailar ha sido mi escapatoria. No pensaba. No me preguntaba otra vez el porqué me ha dejado de lado Estefanía. Si ella no fuese la razón de mi estado, iría a su casa para que pueda desahogarme.

Siguiendo con el tema, Estefanía es mi ancla. Sé que depender de alguien no es algo saludable, pero necesito a alguien fiable a mis alrededores: La perfecta definición de la modelo.

Desde muy pequeñas hemos sido uña y carne. Lloraba, iba con ella. Peleaba, ella me abrazaba. La quiero. En mi vida y al lado mío. Dios mío. Necesito a mi mejor amiga.

Gruño antes de que el líquido ardiente se deslice por mi garganta. Su nombre lleva siendo repetido unas cuantas veces en mis sueños y pensamientos. Me encanta. Ironía.

—Qué hace una chica tan hermosa, sentada sin bailar— una voz masculina se pegó a mi espalda

Jake se tomó el derecho de invadir mi nuca esparciendo pequeños besos en él. Mi piel se erizó. Inevitablemente, moví mi cuello, para darle espacio. Pareció que le gustara al rubio. Cerré los ojos, dándome el placer de disfrutarlo. La música de fondo vibrando entre los poros de mi piel. Los colores atravesando mis párpados haciéndome sentir como si me hubiese tragado un éxtasis; mis manos se dirigieron hacia atrás, después de colocar el vaso en la barra del bar, atrayendo lo máximo posible al dueño de mis orgasmos recientemente.

— Esta chica hermosa te necesita, chico rubio— susurré cerca de sus labios

En solo un poco de tiempo nuestras lenguas se encontraban luchando entre ellas. De tanta excitación, giré sobre la silla para enfrentarme frente su cuerpo fornido. Los dos sonreímos cuando estábamos en la posición indicada. Bajé mi mano hasta estar a dos dedos del cinturón del pantalón. La satisfacción subió en mi interior cuando él mismo soltó un leve gemido cerca de mi oído, siempre estaba rendido bajo mis toques. Eso me pone todavía más.

Le invadí la boca nuevamente.

Jake, desplazó sus dedos de mis rodillas para subirlas a donde mi sujetador estaba a punto de desaparecer. Coloqué las mías encima de las suyas para indicarle a donde ir exactamente, metiéndolas debajo de la tela y apretarlos en donde mi pezón parecía necesitado.

— Aún me parece asqueroso que te líes con mi hermano.

Cam.

Lo ignoré para terminar el espectáculo mordiendo el labio de Jake, lentamente. Me alejé cuando apretó su agarre en mi pecho. Dolía, capullo. Miré a mi amigo, apoyando mis antebrazos en la barra, y le enseñé una sonrisa inocente.

La Ola sin RumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora