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ADRIÁN LEÓN

Consagré vírgenes en nombre del krlaj, lo idealicé como heredero de mi legado, alguien que llegaría más lejos de lo que lo haré yo que apenas marco el camino a las próximas generaciones. Compartimos sangre, nacimos arropados por el manto que ha vestido a muchos reyes, destinados a grandes hazañas... pero mi madre en su ignorancia lo ha privado de lo que es suyo por derecho, el conocimiento y la preparación que lo llevarán a la grandeza. ¡Cuánta falta ha hecho mi zanshiagere en la vida de Kham Lezanger! La crianza no puede basarse nada más en complacencia sino tiene como pilar fundamental la disciplina, amo a Damara, pero Elizabeth hubiera hecho un mejor trabajo por tan solo darle a mi hermano la luz del conocimiento.

Después de ver el desastre de aspirante que encontré, lo seguí para estudiarlo como corresponde y pensar en una solución competente. Mientras más observé, peores fueron mis conclusiones sobre el asunto. Al menos ya creo haber encontrado una posible alternativa de solución drástica.

A juzgar por las miradas ingenuas pero afectuosas que Kham le daba a la llamada Emily, esta es una gran oportunidad. Solo existe un primer amor. Dudo que Lezanger ya tenga vida sexual, pero por la gravedad del caso se deben tomar acciones igual de contundentes.

Los vi muy apegados. En algún punto del paseo se hicieron fotos miniaturas en una máquina de feria. Kham le quitó el collar, acomodó las fotos ahí, y volvió a ponérselo con una delicadeza que a mis ojos confirmó el romance. Esta es la razón por la que elegí esta prenda para que la conserve, es bueno que se quede con un objeto personal de su primer sacrificio, además que resulta bastante grato que el suyo coincida con el que yo tengo de mi virgen.

La carne está cruda porque corresponde a una alimentación sagrada. Lo ideal habría sido que Kham mismo le quitara la vida, pero ya podrá reforzar más adelante el rito de hoy, quizá con quién pierda su virginidad. Cacé a Emily cuando volvió a casa, mientras su hermana fornicaba con uno de los hijos de Diego. Mis primos también están desorientados, pero por ahora debo dedicarme solo al krlaj. Es lo más urgente.

—Te he traído algo delicioso— le digo a Moisés —Espero que te guste.

Acomodo lo que necesita para comer, compré un pastel ya hecho en el que introduje una porción del corazón humano que me aseguré de henchir y así Kham pueda recibir carne y sangre. Le doy conversación a mi mamá, quién estoy seguro se opondría si no le dedico tiempo a la explicación de las ceremonias pertinentes, un tiempo que en este momento no sobra.

—Confieso que no pensaba venir. No me refiero a esta noche, sino al viaje. Había planeado dejar correr otro par de meses porque quería encontrarme con mi papá primero— no significa que le mienta —Le pedí ayuda a los perros para contactarlo, pero no dieron con él. Entre eso, y el que ustedes no estuvieran en la casa, me hizo cambiar de opinión. Necesitamos tocar varios puntos. Antes de cualquier cosa, quiero dejar en claro que lo que pasó con Leun Corel no se va a quedar así. Yo personalmente me sumaré al rastreo para sacarlo de la cloaca en la que debe estar metido. Ahora, hablando de extracciones de sangre, sería prudente aprovechar mi visita para que me des un poco de la tuya. La última vez casi me hizo falta una transfusión.

Espero que me la de a conciencia, o tendré que pedirle a Lezanger el favor cuando vivamos juntos.

—Aris— se queja mi mamá con un gesto facial frecuente en ella cuando está agobiada —¿Qué es lo que estás haciendo? Este juego entre Daniel y tú me tiene enferma. Tú huyendo, él persiguiéndote como a un criminal. Ya basta, por favor— me pide a mí, pero desvía su atención —Si no tienes hambre, no te lo comas.

No puedo permitir que interrumpa a Kham. Apuesto mi mejor carta para distraerla de nuevo.

—¿Pery sigue en Venezuela?

Aris  | Libro 11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora