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ADRIÁN LEÓN

Las hembras humanas que los perros han traído vivas están en una gruta. Ninguna se conoce entre sí, pero las diez tienen algo en común: lazos con cazadores. Por lo que balbucean para tratar de conseguir su liberación, ni siquiera saben lo que es eso.

Las ratas esconden sus prácticas incluso a aquellos entre quienes deberían sentirse amados, les avergüenza que lo sepan. Me asquea su cobardía, falta de carácter, de coraje, y de honor.

Le hablo en zansvriko al vampiro que me acompaña, uno de los miembros del zahojhár. Korvohers, líder de los perros, nos observa sin expresión mientras estudiamos a las mujeres que nos miran aterradas.

—Que las alimenten por hoy, necesito que resistan otro día. ¿Crees que se pueda instalar cámaras en el sendero blanco?, ¿O están muy lejos de los monitores?

—Podemos tratar —contesta entendido del asunto—. ¿Qué te interesa ver?

—A estas —Muevo el mentón—. Cagadas de hipotermia tratando de escapar de aquí. Quiero que tengan esperanza. Que las suelten por donde sea fácil de caminar durante los primeros kilómetros. Pero quiero verlo, si las cámaras no pueden mostrarme todo, entonces que se mueran aquí.

Miro las paredes de la gruta, pensando que le hacen falta más bocas.

—Se podría perforar esa parte —Señalo —. Para que la temperatura baje más rápido.

—¿Quieres tumbar el techo?

—No, no quiero que las moje la nieve, solo que las mate el viento frío —la sola idea me parece divertida—. Quiero verlas temblar.

—¿Por qué no se las dejas a los vencedores? —sugiere Korvohers.

Para entretenerse, a los perros y otros vampiros del vorskazaho se les ocurrió echar a pelear a los hombres que tuvieran la fuerza para matarse entre sí. Poco a poco, quienes apuestan han conseguido mantener dos o tres luchadores estables durante algunas rondas continuas, no se les paga, pero se les premia con licor y sexo. Al principio no aceptaban a las mujeres porque estas tampoco querían, amanecían cada uno en su propio lado del dormitorio, pero después de un par de enfrentamientos con la muerte y considerando que podrían no sobrevivir a la próxima lucha, a los vencedores dejó de importarles si ellas cooperaban o no.

—Tal vez otras, ya dije lo que quiero hacer con este grupo. ¿Apostarás hoy?

—Eso creo, me parece que el francés todavía puede pelear —Va saliendo conmigo de la gruta —. ¿Supiste algo sobre el juicio de Denej?

—Nada. Supongo que está esperando un buen momento para venir, sabemos que tiene que esperar un tiempo prudente —volteo hacia el chico que viene tras nosotros—. Déjanos —prosigo cuando obedece —De lo que sí me enteré es que el Zethee está formando vampiros a diestra y siniestra, los necesita para facilitar el tráfico humano ahora que los uncrolar no están con él.

—No me extraña, hizo lo mismo después de purgar Montemagno cuando recién subió al trono.

—Realmente no. En aquel entonces hubo una selección de calidad, el personal pasó por un filtro más exigente.

Yo sé que la fe que Korvohers depositó en mí como zralj, radica en que mi padre anteponga mi seguridad sobre las exigencias de las leyes. Confía en las habilidades de los perros y la suya propia para desaparecer mientras el ejército zansvriko los busque, así que no les teme. Y tenderme su mano hoy, podría darle beneficios mañana, cuando yo suceda a Daniel.

—Creo que terminará en desastre —digo—. Uno de mis propósitos es crear conciencia sobre el cambio de sangre como un privilegio que no cualquiera puede recibir, pero como esto es un punto de vista personal, no lo meteré entre las razones por las que considero que Daniel se equivoca. Sin embargo, no sabemos nada sobre la lealtad de estos nuevos vampiros. Forman parte de distintas redes de mafias, que podrían incluso vender nuestra naturaleza a esos mismos poderosos a quién el Zethee necesita proveer. El maldito hombre humano es actualmente el dueño del mundo. ¿Qué pasaría si uno solo de esos capos, ya convertido, viene con sus putas filas numerosas contra todos nosotros? A acabar con lo que quedó de Montemagno y con la vida zansvrika que hemos conocido hasta hoy. ¡No podemos hacerles frente! Y ese es solo uno de los problemas que se podrían generar.

—Es una situación que debiste prever cuando se te ocurrió quitarle al Zethee todo el personal operario.

—Mi padre necesita recuperar criterio y dirección, la crisis lo está sacando de sus cabales. Nuestra independencia con Montemagno es temporal y es algo que está claro para ti, de hecho es una de las condiciones por las que sé que aceptaste apoyar la causa. Solo estamos aquí para corregir aquello en lo que con las leyes de hoy no podemos trabajar libremente. No significa que no tengamos el deber de contener cualquier cosa que amenace a la única sociedad de la que seremos parte hasta el fin de nuestros días.

—¿Sugieres una intervención en las acciones que se ejecutan por orden del Zethee? —cuestiona con el ceño fruncido.

—¡Todos esos nuevos pseudo vampiros deben morir ahora, o nos taparán en mierda!

—Puede ser, pero Daniel lo tomará como un ataque inmediato, diferente a lo que pasó con la corte. Al final él está obligado a hacer justicia por la sangre zansvrika derramada en el rui celum, pero hacer lo que dices sería un sabotaje directo a su gobierno.

—¡Un gobierno que dejará de existir cuando nuestros enemigos en común se den cuenta de sus ventajas! Los cazadores, que se reproducen como cucarachas, nos seguirán la pista más fácil si estas nuevas criaturas llaman demasiado la atención. Los gánsteres harán lo que sea por la oportunidad de controlar lo que nunca han tenido: el poder representado en el Zethee —la rabia me quema—. ¡Una guerra con ellos sería razonable si los vampiros poseyeran un imperio fuerte como el de cualquier rey humano a lo largo de la historia! Pero tal como estamos, esto será una masacre en la que tendremos las de perder. El Zethee es el pez grande, pero solo del estanque más pequeño en el que la humanidad nos obliga a estar. si Daniel o cualquiera no entiende eso, está loco.

Respiro, tratando de tranquilizar mis emociones. Qué ironía es la maldición del tiempo, los vampiros tenemos tanto y tan poco, daría todo el que tengo por delante por aprovecharlo de una buena vez ahora.

—Korvohers, creo que eres un hombre astuto, si no, no estarías aquí. En ocasiones, la mejor forma de que la comunidad se mejore a sí misma, es haciéndoles ver sus propias debilidades.

Le he dicho esto viendo nada, en el cielo nocturno. Un cielo que arropa también a mi madre, quien probablemente la esté contemplando esta noche como yo, pensando en mí como yo en ella, deseando que sus manos atiendan la herida que me hace sangrar el estómago. Volteo a medias hacia el líder de los perros.

—Te pedí que despellejaras cazadores. Nunca hablamos de asesinar vampiros, pero ya te digo que estos hombres entre los que propagan la neoemia no lo son. No lo son, y jamás lo serán. No pienses en perseguirlos por mí, sé que no compartes mi filosofía. Destrúyelos en defensa de tus propias convicciones, si no estás de acuerdo con que el culo de un maldito capo se eche a calentar el trono... y algo más. Y esto sí es un favor personal, pero con el que nos beneficiaremos todos. Ayúdame a coordinar una cita con el Zethee. Es hora de hablar con mi padre.

Aris  | Libro 11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora