Capítulo 44

2K 222 19
                                    

Toco la puerta del apartamento de Matthew desesperada y estrepitosamente, sin importarme si llamo la atención de todo el piso. No me atrevo a llamarlo por su nombre, estoy tan alterada que dudo ser capaz pensar bien y puede que me equivoque.

Salí del hotel cuando estuve un poco más tranquila. Pero, a medida que la distancia hasta el apartamento se hacía más corta, comencé a alterarme. Tengo la respiración agitada y el pulso acelerado, siento que me va a dar algo si él no abre ya, por lo que toco la puerta más rápido aún.

La inmensa culpa me carcome de dentro hacia afuera. Debo dejar salir todo lo antes posible.

Su ceño fruncido es lo primero que veo cuando me abre, y me adentro en el apartamento sin esperar que me diga nada ni saludarlo. Cuando cierra la puerta y se gira, noto que su entrecejo se ha transformado a una expresión de preocupación, su mirada se fija en mi mejilla golpeada y abre aún más los ojos. Da unos pasos para acercarse a mí.

—Bee, ¿qué...?

—¡No te acerques! —exclamo, interrumpiéndolo y sintiendo que las lágrimas comienzan a caer por mi rostro.

Se queda quieto donde está, pero su expresión no hace más que ponerse más preocupada, asustada y con un poco de no entender lo que está pasando.

Lo último que quiero es que me toque, aún siento el desagradable tacto de las manos de Henri en mí, a pesar de que no fue mucho tiempo. Es como si las caricias de Matthew fuesen a contaminarse si entran en contacto con mi piel, que sus manos limpias fuesen a estropearse al sentirme tan sucia.

—¿Qué pasó? —Probablemente piense que quienes lo buscan me hicieron algo, no se imagina que lo que sucedió no se acerca ni un poco a eso—. Amber, me volveré loco si no comienzas a hablar ahora. Repito: ¿qué pasó?

—Henri. —Es lo único que logro decir, sollozando, pues el llanto que había estado conteniendo sale a flote.

Él intenta acercarse nuevamente, pero retrocedo la misma cantidad de pasos que él se acerca, manteniendo la misma distancia.

—¿Él te hizo eso? —Mira mi mejilla, a lo que asiento sin dejar de llorar. Me siento la mujer más impura del mundo, no solo por haber sido tocada por Henri, sino por el hecho de que siento que he traicionado a Matthew.

Nunca antes me había sentido así, y por un instante comprendo la impotencia que él debió haber sentido cuando asesinaron a su primo; también quiero romper todo, quiero desgarrar la ropa que llevo puesta... sacar todo de cualquier manera.

En mi caso, sé que esta vez fue la última, en lo más profundo de mí sé que es así, y pensé que me sentiría un poco mejor al terminar todo.

No es así.

Permanezco mirándolo unos segundos más, comprobando que no intentará acercarse a mí a menos que yo lo permita. Respiro pesadamente, intentando tranquilizarme lo suficiente para retomar el valor de confesarle todo.

Pero primero, quiero sentirme un poco más cómoda físicamente.

—Necesito tomar una ducha —hablo con tono tembloroso, mirándolo a los ojos.

Matthew asiente, sus movimientos son leves, cuidadosos.

Suelto un suspiro entrecortado sin dejar de mirarlo durante unos segundos, y luego doy media vuelta para ir al baño. Me desnudo y abro la llave del agua a todo lo que da.

No siento el impulso de hacer lo mismo de la vez anterior. No abro la llave del agua caliente más que la fría. Siento más culpa que asco, y quiero volver a esta mañana para evitar que evitar esta situación... aunque, conociéndome, quizá vuelva a hacer lo mismo.

De París, con amor [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora