Capítulo 29

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Al día siguiente, salimos temprano del apartamento de camino a la siguiente fase de la competencia. Blair y André están en los asientos delanteros hablando de sus cosas, mientras que yo voy detrás sin prestarles mucha atención.

Hoy no he amanecido con el mejor estado de ánimo. ¿La razón? Creo que no la sé.

No estoy de mal humor, a decir verdad, es más bien como un desaliento o un mal presentimiento que no sale de mi mente y no me deja estar tranquila, no deja que mi ánimo normal fluya.

Matthew quedó en encontrase con nosotros en el lugar de la competencia, así que estoy sola en el asiento, mirando por la ventana los edificios y lugares que van quedando atrás, absorta de lo que pasa a mi alrededor.

Apenas me bajo del auto, un escalofrío me recorre toda la columna vertebral, y me estremezco en el acto. Doy un vistazo a lo que me rodea, esperando encontrar algo que me sirva como respuesta a mi inquietud. Pero no hay nada.

—Amber —llama Blair, sacándome de mis pensamientos y tendiéndome su teléfono—. Es Gabe.

Desde que sé todo, cada vez que ella lo llama de esa forma, siembra una pizca de culpa en mí. Somos amigas, confidentes, cómplices la una con la otra... por lo que, no poder contarle que debe tener más cuidado de lo normal, solo por si acaso, me hace sentir un poco mal.

Pero sé que es algo que se escapa de mis manos, fue decisión de Matthew decírmelo a mí y a nadie más, y debo respetar su petición.

—Dime —hablo cuando tengo el teléfono en la oreja.

—¿Cómo estás? —Su tono de voz es calmo, como de costumbre—. ¿Cómo amaneciste?

—He tenido amaneceres mejores...

—¿Sucedió algo anoche luego de que hablamos? —Su forma de hablar pasa de ser trivial a preocupada.

—No, dormí inmediatamente... Pero desperté sintiéndome extraña.

—Él no te hará más daño, Bee —asegura—. Lo prometo. —La línea se queda en silencio unos escasos segundos en los que lo oigo suspirar—. Llamé a Blair porque no caían las llamadas a tu teléfono, quería avisarte que estoy en camino.

Abro aún más los ojos, eso explica el por qué André fue el responsable de despertarnos; mi teléfono está descargado y no sé en dónde he tenido la cabeza hasta ahora que no lo había pensado. De hecho, creo que sí sé dónde la tenía...

—Tengo un mal presentimiento. —Me llevo la mano a la altura del estómago, frotando con los dedos donde siento el nudo.

—No pienses en eso, Bee, podría perjudicarlas hoy. Concéntrate en la competencia, en que tienen que ganarse un puesto nuevamente, en que ambas son buenas y trabajan bien en equipo.

Cierro los ojos, disfrutando del sonido de su voz y convenciéndome de que tiene razón; debo intentar dejar a un lado esa mala sensación... concentrarme en el día de hoy.

—Estaré allí pronto —continúa hablando y luego corta la llamada.

Miro a mi alrededor de nuevo apenas entramos, inspeccionando todo, y puedo decir que mientras menos participantes hay, aumenta el número del público, lo cual también incrementa la presión en nosotros al tener más ojos críticos sobre nosotros.

Esta competencia se ha caracterizado porque sus concursantes son personas que realmente saben de cocina, bien sea por experiencia o por gusto, pero lo importante es demostrar que realmente tenemos los conocimientos.

Debido a eso, el público no solo está conformado por los acompañantes de cada uno de nosotros, sino también por dueños de restaurantes u hoteles posicionados que buscan nuevos cocineros que mantengan o aumenten sus estándares, algo así como cazadores de talentos.

De París, con amor [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora