La ciudad eterna

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Lo primero que sentí al oír su voz es serenidad. No me había dado cuenta de que vivía con un peso que me estaba devorando por dentro. Lo siguiente que sentí fue angustia. De pensar en haberme expuesto de nuevo al dolor, al sufrimiento y a él. Pero cuando Thomas sollozó al oír mis palabras todo se transformo en felicidad. La misma felicidad que provoca reencontrarte con alguien que creías haber perdido tras muchos años. La felicidad de reencontrarse con un pasado que continua en el presente.

- ¿De verdad eres tú? – Me pregunta para asegurarse de no estar soñando.

- Soy yo, lo siento muchísimo de verdad. Siento haber desaparecido así, yo... No podía...

- Shh, calla. Lo importante es que te has puesto en contacto conmigo. Ha merecido la pena cada uno de los días en los que hemos intentado encontrarte solo con saber que estas bien.

- ¿Quién más está contigo? – Le pregunto con cautela. Tras una breve pausa, otra voz aparece tras la línea.

- ¿Tienes idea del tiempo que hemos pasado buscándote idiota? Íbamos a poner tu cara en los periódicos, en las redes sociales... Íbamos a ir a casa de tu madre a buscarte si no llegas a contestar.

- Leo. – Digo con una sonrisa llena de lágrimas. - ¿Tu también me estabas buscando?

- Todos los días Cora, no ha habido ni un solo día que no hayamos pensado en ti.

- Creía... creía que os habríais olvidado, que no habríais querido saber nada de mí.

- ¿Estás loca? – Ahora es Thomas el que contesta, así que asumo que han colocado el altavoz. – Desapareciste de la noche a la mañana, dejaste el piso sin avisar, con la mitad de tus cosas aquí, creíamos que te había pasado algo grave. Tienes que explicarnos...- Ni siquiera le dejo terminar.

- Creía que vosotros lo sabíais. Que me lo habíais estado ocultando todo el tiempo. – La amargura en mi voz se hace presente, e intento evitar los recuerdos que cruzan mi mente de aquellos días. Intento olvidar el dolor que me sigue perforando.

- Jamás te hubiéramos hecho pasar por eso si lo hubiésemos sabido. ¿Cuántas veces te he secado las lagrimas y te he aconsejado sobre esto? ¿Crees que soy tan cínico de verte sufrir y disfrutarlo? – Leo me recuerda las veces que estuvo para mi en aquel entonces. ¿Pero que podía esperar? Son su familia.

- Escucha Coraline, esto debemos hablarlo en persona. Necesitamos saber que estas bien, necesitamos verte, por favor. ¿Dónde estás? – Thomas me pregunta con cautela, y el silencio atraviesa la línea mientras sopeso que hacer.

- Nadie. Nadie salvo vosotros dos puede saberlo, ¿De acuerdo? Si descubro que alguien más lo sabe, os juro que me marcharé y esta vez no dudare en desaparecer de verdad de vuestras vidas. – Se que estoy siendo demasiado dura, pero en estos momentos necesito ser yo la que decida cuando volver a enfrentarme al pasado. - ¿Podéis asegurármelo?

- Sí. Confía en nosotros.

- ¿Cuándo viajáis a Nueva York?

- ¿A Nueva York? – Preguntan con confusión. – La semana que viene. ¿Por qué?

- La próxima vez que os llame será desde un número distinto. Sabré cuando estéis aquí.

- Espera. ¿Todo este tiempo has estado en Nueva york? – La incredulidad en la voz de Thomas se hace presente.

RimaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora