Roma, 1 año antes.
La tormenta sigue cayendo con fuerza en Roma cuando su avión aterriza horas más tarde. Solo se oye el sonido de las gotas cayendo sobre la ciudad y el murmullo de los pocos transeúntes que buscan refugio de aquella tempestad que parecía no querer amainar. No había emitido ni una palabra desde que su hermano había colgado el teléfono, no había respondido a los gritos e improperios de sus amigos y ni siquiera había cruzado sus ojos con ellos, que ahora parecían estar llenos de vacío. Ni siquiera dejaron las maletas en sus respectivas casas. Fueron directos a aquel apartamento que ahora contenía el fantasma de una vida que había desaparecido horas antes. Él ni siquiera se atrevía a entrar. Quería seguir manteniendo la creencia de que una vez abriera esa puerta, ella estaría del otro lado esperándole, protegiéndose bajo su manta y con una sonrisa de alivio al verle. Pero aquello no era real. Coraline se había esfumado en la noche, dejando a su paso únicamente un contestador con voz robótica que repetía una y otra vez que el teléfono se encontraba apagado. Él, que le había prometido ser su reparador y su soldado, no dejaba de imaginársela ahogada en la tormenta, en aquello que mas temía. Y el causante de todo aquello había sido él, como si la hubiese hundido con sus propias manos.
- Ha tenido que salir corriendo, aún hay muchas de sus cosas en los cajones y en los armarios. – Dice Ethan, después de haber inspeccionado aquel piso tratando de encontrar alguna pista de su amiga. – Quizás esta en un hotel o en la casa de algún amigo pensando en que hacer. Seguramente pensaría que aquí es donde ibas a buscarla primero.
- Él único amigo al que recurriría aquí es Stefano, y esta fuera de la ciudad. – Dice Thomas en voz baja. Él podía sentir como su amiga se había marchado definitivamente. - Ha salido en plena tormenta, se ha llevado las maletas y sus cosas más importantes. La maldita llave esta en el suelo de su habitación. No va a volver. – La rabia en su voz es más que evidente. Había perdido a su mejor amiga sin haber hecho nada para merecerlo.
- Tenemos que calmarnos y tratar de pensar que hacer. – Dice Victoria sintiendo la tensión en el ambiente, y observando como Damiano sigue con la mirada perdida, sin moverse y sin hablar. – La rabia no va a solucionar nada.
- ¿Y qué hacemos Vic? ¿Nos quedamos quietos mirando a un punto fijo y esperando que Coraline atraviese esa puerta por arte de magia? – Dice Leo, con evidente enfado en su voz. – Eso mejor se lo dejamos a Damiano, que lo ha causado todo y no mueve ni un dedo por remediarlo.
Él seguía sin moverse ni decir nada. Todos se giraron a mirarle, a esperar una reacción por su parte. Que no llego.
- ¿Quieres decir algo hijo de puta? – Dice Leo empujándole, tratando de hacerle reaccionar. – Di algo de una puta vez.
- Leo, déjalo en paz. Así no vas a solucionar nada. – Victoria vuelve a acercarse a él, tratando de separarles. Ethan se une, tomando a Leo por los hombros y sentándolo en el sofá.
Thomas hacía tiempo que lloraba. Había aceptado que no iba a volver a ver a su mejor amiga y aquello le rasgaba por dentro.
- Está sola en mitad de una tormenta, de noche y en una ciudad que apenas conoce. Le ha podido pasar cualquier cosa. ¿Y si no volvemos a verla joder? – Thomas estaba desesperado. No podía dejar de imaginar los peores escenarios posibles en su cabeza.
- Es fuerte, estará bien. – Dijo Ethan, tratando de convencerse también a si mismo. Sabía que su amiga era fuerte, pero también sabía que todo lo que decía Thomas era cierto.
- Marchaos.
Todos se giraron impactados hacía Damiano. Que había abierto la boca después de horas mirando a la nada. Se había puesto serio, y los miraba a todos a los ojos, suplicante.

ESTÁS LEYENDO
Rimani
FanfictionEl tiempo ha transcurrido dejando atrás aquella vida a la que nunca pensó volver. Pero el destino es caprichoso, como lo fue aquella noche, y seguía persiguiéndola. Por muy lejos que fuera.