- La bella durmiente ha decidido acompañarnos después de todo. – Grita Thomas en cuanto me ve entrar en la terraza donde todos están desayunando. Le enseño el dedo medio al pasar a su lado y ocupo mi asiento al lado de Leo, sonriéndole a través de mis gafas de sol.
- Tienes cara de alguien que ha pasado una noche horrible. – Me dice cuando el resto comienza a charlar.
- No he podido dormir mucho. – Le respondo encogiéndome de hombros. – Los nervios por acabar las vacaciones supongo.
- Ya, seguro. – Dice sin creerme.
- ¿Y tú qué? Dicen que la arena es muy cómoda para dormir, ¿Qué piensas tu?
- Pienso que deberías haberme acompañado para comprobarlo – Dice sonriéndome provocativo, a lo que yo le doy un pequeño empujón juguetón.
Justo en ese instante, una copa frente a nosotros se posa sobre la mesa con mas fuerza de la debida, provocando que tanto Leo como yo demos un respingo. Es solo en ese momento cuando mis ojos se encuentran con los suyos.
- Alguien esta de un humor de perros hoy. – Responde Leo, mirándolo con confusión y esperando una explicación.
Damiano le ignora, y Giulio llama la atención de Leo sobre un partido que celebraran esa semana, por lo que este último comienza a hablar con él, provocando que los ojos de Damiano busquen los míos. Yo le devuelvo la mirada, en silencio, y veo como una sonrisa gatuna aparece en sus labios, que aún siento sobre los míos.
Unas horas antes
Su boca se pega a la mía con fuerza, mientras que su mano en mi nuca me pega más así. No tarda en adentrar su lengua en mi boca, que pelea con la mía en una lucha sin vencedor. Yo me siento frenética y anestesiada, sin saber como he vuelto a caer en algo en lo que prometí no ceder. Su mano libre baja a mis caderas, pegándome más así y provocando que me separe en busca de aire y lucidez.
- ¿Qué estamos haciendo? – Le digo entre besos que él no parece querer detener.
- Volver a nosotros. – Me responde con la respiración entre cortada, apoyando mi cuerpo contra el muro y pegándose a mí.
- No podemos hacer esto. – Le digo sin querer parar. – Solo nos hará más daño.
- Déjate llevar sin pensar en las consecuencias. – Me dice, levantándome y sentándome en el muro, provocando que los centímetros que nos dividen desaparezcan.
Me hubiera dejado llevar. Infinitamente y sin pensar. Pero yo ya no era la chica que era hace 2 años. No estaba dispuesta a volver a sufrir por alguien que no tenía claro lo que quería. Por mucho que mi corazón siguiese latiendo desbocado en mi pecho.
- Damiano. – Le digo separándolo de mí. Me mira confuso, pero para. - ¿Sabes que he aprendido en todos estos años? A cuidar de mi misma. Y se que si te dejo continuar y mañana volvemos a ser solo dos extraños me estaría fallando a mi misma. Ahora soy yo la que va primero Damia, ahora soy yo.
- Pero mañana no tiene que cambiar nada. – Me dice mirándome a los ojos, sin atisbo de duda. Yo simplemente le sonrió y niego.
- Vives con tu novia, le has pedido tiempo y ahora estas aquí besándome. Creo que tienes muchas cosas que aclarar y en las que pensar antes de hacerme promesas a mí. Ya has roto promesas antes, no puedes culparme por intentar salvarme a mi misma.
- No te culpo. – Dice tras un breve silencio.
- Será mejor que cada uno vuelva a su habitación y olvidemos esto. – Le digo apagando la radio y abrazándome a mi misma. – Buenas noches Rockstar.
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Rimani
FanfictionEl tiempo ha transcurrido dejando atrás aquella vida a la que nunca pensó volver. Pero el destino es caprichoso, como lo fue aquella noche, y seguía persiguiéndola. Por muy lejos que fuera.