Desrealización

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- ¿Coraline, te encuentras bien?

La voz de Leo me hace abrir los ojos, permitiéndome volver a sentir todo a mi alrededor, despertando de la burbuja anestésica en la que parezco estar viviendo últimamente. Mis manos se aferran al muro sobre el que estoy apoyada. El aire me golpea en la cara acompañado de los mechones de pelo que se han desatado del moño con el que había salido de casa hace unas horas. Miro a mi amigo y le sonrió, asintiendo ante su mirada de preocupación, mientras intento aferrarme con mas fuerza al muro detrás de mí. Siento como los ladrillos desgastados con el tiempo atraviesan mi piel, pero ni siquiera de esa forma puedo sentir que lo que ocurre a mi alrededor es real. Que no me encuentro en un sueño como parece ser los últimos días que han pasado ante mis ojos.

- ¿Estás segura? – Su mirada vuelve a mis ojos, buscando cualquier atisbo de emergencia, de sentido a porque últimamente parezco comportarme tan extraño. – Llevas mucho aquí afuera, casi han acabado de ensayar.

Los acordes de la guitarra de Thomas llegan a mis oídos acompañados del bajo de Vic y la batería de Ethan. Dejo caer mis manos a ambos lados de mi cuerpo, sintiendo el escozor en las palmas mientras la voz de Damiano se une al sonido de ambiente tras la pared donde estoy. Por un momento, dejo que la letra de The Loneliest me envuelva y trato de ignorar el dolor de cabeza lacerante con el que he amanecido hoy, y que parece no querer desaparecer. Aquello no podía presagiar nada bueno.

- Lo siento, solo es un gran dolor de cabeza. – Vuelvo a sonreír. – De todas formas, debería irme, tengo trabajo hasta tarde hoy. – Me acerco a él con la intención de volver dentro a recoger mis cosas, pero su mano me lo impide.

- Deberías tomarte unos días libres en el estudio, no has parado desde que volvimos de Positano, y hace ya más de 2 meses de aquello.

- Créeme, Leo, si pudiera lo haría, pero el trabajo está siendo un caos. Hay demasiadas cosas que preparar, desfiles que ensayar y fotos que hacer. Y sin hablar de que va a venir un nuevo fotógrafo importantísimo e influyente y ni siquiera han dicho quién es. – Odiaba la incertidumbre, odiaba no tener las cosas bajo control y odiaba la falta de descanso que había vivido hasta ahora.

- El estrés te está pasando factura. Te conozco, sé cuándo has llegado a tu límite. Puedo ver cómo te consumes. – No pude evitar echarme a reír, mientras su mirada volvía a hacerse confusa. - ¿Te hace gracia?

- Hay cosas que ni siquiera tu sabes, Leo.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- Nunca ha existido un límite.

Entro en la sala de ensayo sin dejarle responder, y comienzo a recoger mis cosas sin querer molestar a los chicos, pero la mirada de Damiano se encuentra con la mía e inmediatamente deja de cantar y se dirige a mí, ignorando los insultos de Victoria por haber cortado la canción antes de tiempo.

- ¿Te marchas ya? – Dice buscando mis ojos.

- Sí, iré caminando y el estudio queda un poco lejos, debería salir ya.

- ¿Quieres que te lleve? – Su mano se posa en mi barbilla, mirando directo a mis ojos.

- Quiero caminar, me ayudara a despejarme antes de volver a encerrarme tantas horas bajo los focos. – Le dejo un breve beso en los labios y le sonrió, mirando a los chicos. – Además, tienes que ensayar. Victoria está a punto de bajar aquí y golpearte con el bajo.

- Está bien, te recogeré al salir. – Me besa la frente, la nariz, y ambas mejillas, provocando una sonrisa sincera en mí. - ¿Estas bien?

- Mi respuesta no va a cambiar por mucho que me lo preguntes, Rockstar. – Me despido de los chicos y me dirijo a la puerta, dejando que la sensación de simplemente existir vuelva a envolverme. La mano de Damiano alrededor de mi muñeca, y la forma en la que me acerca a su cuerpo, me devuelve momentáneamente a la realidad.

RimaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora