Capitulo 13

197 13 0
                                    

~Buenos momentos~

Anhelo, la pequeña Camille y Freya se divertían a lo grande en uno de los jardines de el castillo, juveniles risas cantarinas y la carcajada infantil más tierna de todos los mundos más el sonido de pajaritos canturreando eran la banda sonora de aquel momento mágico.

Jareth observaba desde lejos, acercándose caminando a paso moderado a la ecena como atraído por un imán.
Había extrañado tanto a su "Anhelo" y a la pequeña Camille que, regresar a casa después de una aburrida reunión con la corte y dos tratados de paz con el reino Pixie y sus aliados los Nirv, era como un bálsamo tranquilizador para su irritación.

Casa...ahora el castillo más allá de la ciudad de los Goblins era una casa, un hogar...¿quien lo hubiera pensado no?

Aquel lugar lugubre y desastroso, lleno de Goblins ruidosos y salvajes, cubierto de limo y vejez era ahora un lugar confortable al que deseaba volver siempre que estaba lejos.

Y todo gracias a ella...

Sus ojos absorbieron ávidos la imagen de su hermosa humana, vestida del modo más femenino y atractivo que podía haberlo echo con un vestido entallado y de falda holgada que le llegaba suavemente hasta las rodillas, haciendo alucion a un traje de ballet antiguo en color lila pálido y unas zapatillas bajas con listones amarrados en la pantorrilla del mismo color, no llevaba joyas encima, nisiquiera una capa, por lo que, si no hubiera estado con una mujer y si hubiera estado a la vista de algún otro hombre que no fuese el, hubiera ameritado un castigo, mostraba demasiada piel, era demasiado... provocativa con aquel atuendo tan parecido al de las jovencitas del Above. Quería enojarse con ella pero no pudo, era el equivalente a contemplar un pastelillo decorado con cerezas, rociado de polvo rosa y dulce...¿Cómo podrías enojarte con semejante golosina?

Además de verse tan apetecible mente estaba jugando con su hija, con Freya, era tan linda, tan tierna y adorable...ella también parecía una niña; estaba usando la magia que el le había otorgado justo para lo que el se la dió: divertirse y divertir a su primogénita, formando con las palmas de sus manos mariposas con alas de cristal y pequeños arcoiris, que lanzaba como si se tratasen de bolas de nieve en una guerra hacia la elfa pelirroja que le hacía compañía, mientras la bebé parecía burlarse de él constante ataque en su contra.

-Señora...yaaa...¡pare!

Rogó la elfa cubriendo su rostro del constante llover de brillantina.
Un puño le lleno el rostro de brillos plateados y quedándose sería escupió entre toses una gran bocanada.

Anhelo y su pequeña hija vestida de azul e idéntica a una muñeca viviente sentada sobre una manta para picnic, estallaron en carcajadas, burlándose de la cara de irritación de la pelirroja.

-¡Son un par de brujas ustedes dos!

Acuso con el rostro casi tan rojo como su cabello como si estuviera a punto de echarse a llorar.

Anhelo le limpio la cara con un movimiento de su mano.

-Oh vamos Freya no seas llorona.

La regaño su mujer, concentrando ahora su atención en Camille.

-¿Ahora que hará señora?

Pregunto la elfa curiosa parándose junto a ella, mientras, Anhelo unía las palmas de las manos agachada frente a su pequeña que la miraba con atención.

Movió las manos juntas hasta crear un pequeño dragón transparente, líquido, que movía las alas frente al pequeño rostro de la pequeña, con otro movimiento creo a un humano tan pequeño como un hada y le puso una espada en la mano.

El dice que mi nombre es anheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora