Capitulo 23

109 10 9
                                    

~Celebración~

Más meses habían transcurrido desde la partida del monarca supremo del Underground a las inhóspitas tierras regidas por el poder superior de los antiguos padres creadores. Ni un solo cristal había vuelto a llegar al castillo. Ni un solo mensaje, ni una sola noticia. Era en verdad alarmante pero no tenían manera de comunicarse con el. A menos que fuera el quien se comunicará.
La preocupación por su bienestar era mucha y aún más por el veredicto de un juicio que parecía no tener final.
¿Lo había logrado y ya estaría en camino a casa? ¿O seguía ahí, en el tribunal donde seres de naturaleza y poder incomprensibles se encargarían de emitir la sentencia final a sus transgresiones? Nadie tenía idea.

Pero aun ante la preocupación y la angustia el tiempo no se había detenido en el invierno en qué él partió; no, había seguido su curso.

Y el frío, el manto de nieve los colores grises y los árboles secos eran tan solo un recuerdo no muy lejano. Pero en fin, ya un recuerdo.

La vida había regresado ya al Underground.

Pajarillos, árboles verdes, flores, abejas, brisas tibias, cielos azules y un sol abrazador ocupaban ahora el lugar de la cruel estación, invitando a las hadas y a los duendes subterráneos a dejar sus refugios bajo la tierra y regresar a la vida que aguardaba sobre sus cabezas.

Driadas corrian en los bosques, Ondinas nadaban en sus ríos llenas de alegría, jugueteando y encantando a los caminantes distraídos, festejando la llegada de la estación más amada por el pueblo mágico.

¡La primavera!

Y con ella el cumpleaños número nueve de la primogénita de el Rey Goblin. El reino estaba de fiesta.

Hoy era el gran día.

Todo había sido planeado con un mes de anterioridad para que fuera perfecto. Puesto que, la madre de la pequeña no estaba dispuesta a dejar que la preocupación sobre la ausencia de su padre la afectará. Era solo una niña, esa clase de sufrimientos estaban reservados solo para los adultos, los niños tenían que estar tranquilos y dedicarse a ser eso: niños solamente.

Ella se preocuparía por eso en otro momento, pero no hoy.

No podía ser hoy

La joven madre se levantó de su cama más temprano de lo habitual para ultimar detalles se ducho y vistió con un vestido de finas sedas, corte elfíco y color burdeos que la hacía lucir más alta y también resaltaba el azabache de su cabello peinado en una sola trenza vikinga absolutamente hermosa. Las zapatillas de piso que se calzo eran en color café cuero con cintillas atadas a su pantorrilla, definitivamente en acordé con el vestuario. Era una combinación de elegancia junto con la fuerza que podría transmitir una amazona.

Se maquillo apenas en colores neutros y salió de la habitación real a cumplir con sus deberes de la mañana.

Ordenar el desayuno, despertar a sus pequeños y prepararlos para el día.

Cuando fue por Kyriel este ya estaba vestido en compañía de su nana, listo para bajar al comedor.

Aquello la desconcertó de cierta forma por qué, últimamente era el más terco y renuente de sus dos hijos.

-Buenos días mi pequeño.

Le dijo acercándose a él y abriendo los brazos para que el pequeño corriera al abrazo matinal de mamá pero este permaneció un minuto reticente a acercarse.

-¿Que ocurre hijo?

El niño jugueteo con la corbatita blanca sobre el traje blanco con gris que vestía y rehuyo su vista.

El dice que mi nombre es anheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora