Capitulo 9

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   ~Puta glorificada~

Malditasea, estaba embarazada.

Tenía que estarlo.

Pensaba Anhelo con la angustia rasguñando su alma.

Según sus cálculos habían pasado dos meses desde la última vez que había tenido la regla y desde ahí ni dos gotas de sangre habían manchado sus ropas.

No le había dicho nada a Jareth, por qué de algún modo sabía que él con solo ponerle una mano sobre el vientre lo sabría y ella quería seguir negándoselo a si misma.

No podría seguir viviendo con aquella certeza.

Lo odiaba.

Desde aquel día en que la había tomado a la fuerza, desgarrandola por dentro y rompiendole el corazón lo detestaba con todas sus fuerzas, pero había descubierto, para su buena suerte, que tenía grandes dotes de actriz y fingir y sonreír y corresponder a sus besos y su maldito amor opresivo se había vuelto mucho más fácil...y también difícil por qué constantemente tenía que recordarse a sí misma que estaba actuando.
Que en realidad no lo quería ni quería lo que el estaba haciendo con ella.

¿Que clase de persona estúpida sería o de enferma mental para poder amar a un ser como el después de lo que le había echo?

Entro al baño de la habitación real y descargó un severo puñetazo sobre su vientre con desprecio.

El dolor le recorrió la zona, pero lo aguanto con tenazidad.

Apretó las mandíbulas mirando su cuerpo desnudo antes de entrar a la bañera y lágrimas de frustración bajaron por su rostro.

Ese cuerpo era el que la había condenado, odiaba a su rey, odiaba al vástago que crecía en su interior y por último al cuerpo que mantenía a su marido eternamente deseoso de ella.

—Te odio.

Le dijo a su reflejo en el espejo y procedió a darse un baño para borrar los rastros de la mas reciente demostracion de la lujuria de su sire sobre ella.

Cerro los ojos reproduciendo las imágenes mentales del encuentro y se encontró asqueada de si misma.
El hacia que su cuerpo ardiera y lo deseara, el sabía cómo apoderarse de su mente y hasta el último apise de su cordura.
Por más que se negara a sentir algo por el había algo en su mirada, en su respiración y en los mismos latidos de su corazón que le gritaba que la amaba, que sus sentimientos por ella eran genuinos.

Le rogaba que lo amara, con su cuerpo con sus ojos y su misma hermosa voz, suplicaba que ella correspondiera.

Amor de mi vida, porfavor, amame también.

Gimio al recordar su voz y casi sentirla vibrando desde su interior.

No quería amarlo, no iba a hacerlo, no podía...¿O...lo hacía?

La idea la hizo sentirse enferma.

Se hundió en la bañera y contuvo la respiración hasta que le dolieron los pulmones y salió del agua jadeando.

¿Cómo podía sentir simpatía por el si el no la sentía por ella?

El era un egoísta...y ella preocupada por esa nota de sufrimiento y desespero en el cada vez que la besaba o miraba.

No podía ser más idiota.

Termino de bañarse y salió de la tina con una sensación de angustia aplastante.

¿Que sería lo siguiente?

Tomo la toalla del perchero más cercano y se seco para después enrollarse en ella y salir del baño.

El dice que mi nombre es anheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora