Capitulo 6

192 16 4
                                    

   ~Propiedad del Rey~

Pov de Anhelo:

Abro los ojos, nuevamente en mi habitación blanca y trato de incorporarme en la cama, sin darme cuenta de que un brazo masculino de alabastro y acero me tiene fuertemente abrazada por la cintura.
Todo el cuerpo me duele y siento que mi cabeza pesa.
Es normal supongo, después de el brutal ataque al que fui sometida anoche.

Anoche.

Dioses misericordiosos.

¿¡Que fue lo que hice!?

Trato de safarme de el abrazo de mi prometido lo más suavemente posible para no despertarlo.
Necesito ir al baño y verme en un maldito espejo... necesito ver...que tan mal me veo antes de que lleguen las costureras...o yo vaya a ellas.
Necesito un baño con urgencia.

No puedo quitarme está sensación de culpa que me martilla el pecho y me revuelve el estómago.

Ya no soy virgen.

Anoche el y yo...el...

¡Aagghhh!

¿Cómo demonios me pude dejar llevar de esa manera?
¿Por qué le permiti tomarme...tomarme así, tocarme así, hacerme todas las cosas que me hizo, decirme todas las palabras que me dijo...?

Palabras de adoración, si.

Pero oscuras y lascivas.

Retorcidas promesas de amor eterno...que sonaban más como amenazas disfrazadas con dulzura

Tiemblo al recordarlo.

Y otra vez trato de salir de la prisión de sus brazos, pero estos se tensan a mi alrededor y un gemido somnoliento llega hasta mis oídos.

—¿A donde crees que vas mi amor...?

Pregunta su voz, ronca por el sueño.

Trato de controlar a mi corazón que empieza a latir como un loco en mi pecho pugnando por salirse.

—Mmmmm aún no es hora de levantarse, un rato más...

Pide con una actitud infantil, enfurruñandose.

—Necesito ir al baño...

—¡No!

—Jareth, porfavor...

Le ruego está vez usando un poco más de fuerza para safarme.

Ya está despierto y el solo echo de saberlo me pone nerviosa.

No quiero verlo a la cara.

Maldición siento tanta vergüenza de mi...estaba en un terrible conflicto, temerosa de su extraña y hermosa mirada inquisitiva.

Al fin me soltó y yo me incorpore trabajosamente hasta conseguir sentarme.

El dolor en mi bajo vientre me punzó y también mis piernas protestaron al ponerme de pie.

No quería mirar, pero me oblige a mi misma a enfrentarme a las evidencias.

A mí nueva verdad

El desastre rojo y blanquecino sobre las suaves mantas, como un pequeño charco seco, y la sensación pegajosa y dolorosa entre mis piernas.

Sangre y semen secos sobre la piel de el interior de mis piernas y un montón de marcas rosas de media luna echas por afilados dientes, por todas partes donde alcanzarán a mirar mis ojos y muy probablemente también a dónde no.

El dice que mi nombre es anheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora