Capitulo 5

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~Cómo olas de dulce fuego~

Después de un día tan hermoso como caótico, para "Anhelo" el Rey por fin se separó de su adorada, niña-mujer a regañadientes, para dejarla descanzar y sopesar todos los nuevos sentimientos y emociones que debía estar experimentando.

Despertarse una mañana, después de una loca carrera contra un villano secuestra niños para recuperar a su pequeño hermanito, atravezando "peligros inimaginables" y viviendo una aventura épica, sin ningún recuerdo de su vida anterior, un enorme vacío e indefensión mental y estar todo el día con un hombre locamente enamorado y deseoso de ella debía tenerla agotada.

Más no así al monarca del laberinto, quien caminaba por su habitación como un león enjaulado sin poder conciliar el sueño invadido por los recuerdos tan vívidos de los labios de la joven contra los suyos y las formas apenas nacientes de su inocente cuerpo pegadas al suyo
El sabor de su piel...

Se había embriagado de ella y ahora estaba sufriendo de una endemoniada resaca que le exigía consumir más de su vicio.

No había sido suficiente en lo absoluto.

Besarla, saborearla, tocarla...aquello solo habían sido leves atizbos del cielo, pequeños mordiscos de la gloria que ella aún en su inocencia podía ofrecerle.

Solo a él, solo para él...

Se dejó caer en su cama, pero no consiguió quietud en lo más mínimo.

Solo dolor en su cuerpo excitado y rabioso.

La imagino ahí mismo con él, desnuda y tibia entre sus brazos, tímida y apasionada.
Su tierna carne a merced de sus fauces hambrientas...

Sus manos y su boca recorriendola, toda entera.

Hacerla gemir, con todo el placer que él podía darle si tan solo se lo permitía...y aún cuando no lo hiciera, el se encargaría de disuadirla...

Sarah...Oh Sarah...

Gimio frotando por sobre la ropa la endurecida evidencia de sus deseos frustrados

Te necesito ahora...te necesito mía...

Siseó incorporándose como un resorte sobre su cama vacía y fría.

Conjuro un cristal entre sus dedos y la observó.

Estaba sentada en la orilla de su cama con los pequeños y bellos piecesitos balanceandose mientras sostenía entre sus manos el libro de "sueño de una noche de verano" y leía atentamente.

Un camisón blanco nuevamente era todo lo que la vestía.
Este le llegaba a la mitad de los muslos y desde la cintura se abría en olanes que caían uno sobre el otro con el adorno de un moño que pendía desde su escote justo enmedio de sus florecientes pechos.
Sus hombros y brazos nuevamente expuestos...

Su aspecto vulnerable e ingenuo era más encantador y seductor para el que el de una Fem Fatale para cualquier hombre.

Se levantó de la cama, hipnotizado.

Hizo explotar el cristal y salió de su habitación a paso decidido hacia la "Habitación de la pureza" dónde tenía colocada a su adorada "Anhelo"...

****

Anhelo apagó las numerosas velas que alumbraban su lectura y se encamino hacia la ventana desde la que podía ver el cielo de esa extraña tierra fantástica que durante el día tanto la había fascinado.

La luna estaba enorme y el aire frío le agrado bastante para alejar los pensamientos sombríos que habían empezado a aquejarla desde que su prometido la había dejado en su habitación.

El dice que mi nombre es anheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora