Capitulo 17

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          ~Biblioteca~

Eran las primeras horas de la mañana cuando Anhelo abrió los ojos a ese nuevo día esperanzador.
Salto de la cama con entusiasmo y preparo su baño con sales y esencias que tenían un olor más que agradable se duchó en tiempo récord y se puso el vestido color rubor que tanto le gustaba para los días especiales o cuando se sentía de buen humor, huelga decir que tal llevaba ya algún tiempo en desuso desde la última vez.
Se peino el cabello en un moño alto con un listón a juego y a punto de salir casi corriendo de la habitación recordó que debía ir a ver a sus pequeños y desayunar con ellos antes de sus clases.
Se había emocionado demasiado.

-¡Ey!, ¿dónde te crees que vas? son las siete de la mañana.

Ella volteó hacia la cama y vio a su marido sentado, con la sábana cubriendo solamente, "eso" de el y se ruborizó.

Estaba despeinado y con el rostro adormilado, su pecho pálido y suave descubierto a la luz matinal, toda su piel parecía de alabastro.
Sus ojos eran un espectáculo enigmático a cualquier hora del día, tan azules, expresivos, tan, tan bellos.

No pudo evitar sonreírle.

Cielos, que envidia, ¿como alguien podía verse tan bien, tan jodidamente lindo y sexy recién levantado?

-Olvide que aún no desayunábamos, ya me iba a la biblioteca.

El río meneando la cabeza con sus hermosos ojos cerrados.

-¿De que te ríes?

-De ti.

Ella frunció el seño y se llevo las manos a las caderas.

-¿Y se puede saber por qué?

-Por que así de tierna te veías en tu primer día de escuela.

Ella se acercó lentamente de regreso a la cama para terminar parada frente a el a un escaso metro de distancia.

-¿Tu...estuviste en mi primer día de escuela...? ¿Cómo?...¿Cómo fue...mi primer día?...¿Puedes decirme?

-Sientate dulzura y te contaré brevemente...recuerda que tenemos un día agitado, todos, hasta tu.

Ella asíntio y se sentó junto a el en la cama.

El sonreía, parecía enternecido por el recuerdo.

-Estabas emocionada de verdad.

Empezó el tomándole ambas manos entre las suyas.

-Lees desde que tenías la edad de Kyriel, cosa que en tu mundo es bastante excepcional.
Casi se podría decir que aprendiste sola, con la pequeña guia de Linda, tu madre.

Ella le miro con atención.

Al fin le revelaba el nombre de uno de sus padres, sintió deseos de llorar, pero se contuvo para no arruinar el momento ni hacerlo callar.

-Querias ir a un lugar donde tuvieras amigos y personas con las cuales jugar y compartir tus gustos, tu afición por los cuentos de hadas, también querías saber más cosas, querías aprender...eras...una pequeña curiosa y avida de conocimiento.
Esa mañana usaste ropa azul, te encantaba un vestido azul liso que tú madre te ponía y unas mallas color gris...eran tu outfit de gala.
Claro, sin faltar tus trenzas.
Eran dos y no solo una.

Ella asintió con la cabeza, feliz.
Su mañana no podía ser mejor.
Al fin un trozito de sus recuerdos, de su infancia, de lo que ella era.

-Cantabas y corrías alegre con tu mochila color rojo sobre la espalda.
Hiciste una amiga ese día, Emelin.
Fueron amigas hasta finalizar ese grado, comieron juntas cada recreo y jugaron y se disfrazaron de princesas muchas tardes.
Fue un buen año para ti.
Solo tenías una amiga, pero no necesitaste más para estar contenta.
Fue una chica grandiosa.

El dice que mi nombre es anheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora