Capitulo 1

152 8 0
                                    

Él lo recuerda claramente, claro que si, había sido algo de una sola noche, pero no podría olvidar una piel tan pálida, unas palabras tan bonitas y un tacto tan suave como el de aquella noche.

Era ridículamente tonto como había podido terminar con aquella responsabilidad tras una sola noche con aquel alfa extranjero quien vio una sola vez, siendo la vez donde durmió con él, y que luego no le volvieran a ver nunca más.

¡Ni siquiera sabía bien su nombre!.

—Puedes llamarme Chan... Es un gusto...

Si, no sabía cual era su apellido, o si incluso ese era su nombre completo, solo sabe que fue el que jadeó en su oído aquella noche bañado en total placer.

Aún así, ese encuentro de una noche ya daba sus primeros pasos, sorpresivamente.

—¡Da!.—miró a su bebé, notando que señalaba a la televisión por lo cual observó, notando que hacían algo en la caricatura y este le hablaba a los muñequitos en ella.

Su bebé no era un error, solo había llegado en un momento inoportuno en su vida, aún no había terminado la universidad y su padre no era alguien a quien realmente conociera, pero estaba bien, porque lo amaba con todo su corazón.

Había sido todo muy alocado, porque había quedado en cinta de su bebé cuando estuvo en un largo viaje en los Estados Unidos, y bendito sea el día que decidió acostarse con quien sabe quien era ese chico, dejándolo en cinta y dejando el resto de sus vacaciones de año sabático en la ruina. Su bebé nació en aquel país, otorgándole la nacionalidad americana y dos nombres decididos por el omega, quien había dado a luz completamente solo en un país que no era el suyo.

Aún así, al tenerlo en brazos, al ver su cuerpo rojito y lo pequeño que era, solo pudo llorar y jurar algo aquel caluroso día de verano.

Su bebé, sería su mundo entero.

Y así fue, luego de recuperarse, de registrar a su pequeño como Jay y lograr traerlo a Corea, colocó su vida en marcha en dos ruedas. Con trabajo, estudios y un bebé, muchas veces era difícil, pero no imposible.

—Jay.—llamó al bebé, quien giró a verle y caminó torpemente hasta él. Lo abrazo, apretujándolo en sus brazos y haciendo cosquillas en su cuello haciéndolo gritar y reír feliz.—Te amo mi bebé hermoso.—dijo sonriente, besando su mejilla con amor repetidas veces, escuchando su melodiosa risa con cariño.

Aunque su bebé tuviera dos nombres, aunque no conociera a su padre o aunque hubiera llegado repentinamente a su vida, no lo lamentaba. Lo amaba con locura sin duda alguna.

Lo dejó entre sus piernas, permitiéndole seguir viendo su caricatura mientras él seguía editando las fotografías de su próxima tarea de la universidad.

Si, era difícil, pero no imposible.

Muchas veces tuvo que pedirle ayuda a su familia, sobre todo a su hermano WonPil, quien muchas veces viajó a Estados Unidos para cuidarlo en su embarazo, pero tampoco podía quedarse con él mucho tiempo y él no podía volver por el riesgo del viaje, ya que no había tenido un periodo de embarazo tranquilo.

Desgraciadamente, no había llegado a tiempo para el día que dio a luz, pero fue quien le ayudó a recuperarse y poder volver a Corea.

WonPil y su novio, DoWoon, eran quienes cuidaban de Jay cuando él no podía y ellos tenían la disponibilidad, eran una gran ayuda sin duda, y les agradecía sin parar por esto.

No siempre era posible, él lo comprendía perfectamente, más de una vez corrió como pollo sin cabeza en busca de que alguno de sus tres amigos tuviera la disponibilidad de ellos mismos o alguien de confianza que pudiera cuidar de su retoño veraniego, pero como dicen.

Retoños de EstacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora