IX

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— Lo sé madre.

— Ahora pasas mucho tiempo con esa omega ¿Qué fue eso de quedarte con ella hasta tales horas de la noche?

— Es solo mi trabajo.

— Al menos esa omega se atrevió a darte un tiempo. — Las palabras quemaban como el infierno en el pecho de Sabrina pero no se quejó, ni siquiera levantó la mirada.

— Miranda es una buena persona.

— Es una ingenua, más te vale que no pienses otra cosa de ella, no quiero amistades, recuérdalo.

¿Cómo podía decirle a su madre que sentía algo más que amistad por Miranda? Además ¿Qué pensaría Miranda de ella ahora que la había besado?

— Vamos, deja a Sabrina respirar un poco, ya es mayor para decidir si tiene amigos o no. —Refutó su padre.

— Calla que no tienes idea de lo que dices, no tenemos toda una vida ocultando su identidad para que lo arruine.

Su padre era un poco más comprensivo pero eso no cambiaría la actitud de su madre.

— No quiero amigos madre, no los tendré. — Tomó su mochila en hombros y caminó hasta la puerta. — Hoy también trabajaré con ella, puede que llegue tarde.

— Solo trabajo. — Gruñó molesta.

El hermano de Sabrina corrió hasta ella antes de que pudiera salir y le ofreció llevarla a su escuela ese día pues quería hablar con su hermana.

— Sabrina ¿Qué te está sucediendo? Mamá cada día está más enojada contigo, no podrás continuar mucho tiempo así.

— Y eso que importa, siempre está enojada conmigo, recalcándome que no soy perfecta como tú.

— No digas eso, mamá igual te ama, solo es más dura contigo.

— Deja de decir estupideces, por favor, tu nombre es Apolo, te llamaron así porque dijeron que eras tan perfecto como ese Dios ¿Y te atreves a decir que nos quieren por igual?

— Mi nombre no significa nada tonta.

— Mira, tú no sabes lo que es vivir como yo lo he hecho, no tengo la vida de perfecto omega que tú así que deja de entrometerte en los asuntos que tenemos mamá y yo.

El omega quería lanzar a su hermana por la ventana, en verdad pensó que tan factible era la idea pues cuando Sabrina adoptaba esa postura no la soportaba pero como él le había ofrecido el viaje se contuvo de responder algo más.

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Miranda caminaba por la biblioteca de la facultad en la que se había colado gracias a la credencial de su amiga Cassandra, tenía el internet pero a ella le gustaba leer en libros físicos y que mejor lugar que un libro para descubrir que era lo que le sucedía, descubrir porqué tenía esa atracción con Sabrina a pesar de que su mate había muerto.

Después de leer el segundo o tercer libro de medicina que había encontrado se dispuso a buscar algún otro libro que le pudiera ser de ayuda pues los que había tomado no trataban siquiera los mismos temas, ninguno mencionaba siquiera las relaciones entre alfas y omegas. Caminó por los pasillos buscando el título del algún libro que pudiera ayudarla cuando pudo oler y sobre todo escuchar a un omega llorar y farfullar algo entre labios, sabía que lo tenía cerca pues el olor era intenso así que caminó hasta él para saber si algo estaba mal solo para encontrarse con el chico tirado en el suelo abrazándose a sí mismo

— Santa luna ¿Estás bien? — Miranda se agachó junto a él para saber si tenía alguna herida lo que encontró rápidamente en el rostro del omega

Déjame amarte (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora