XIV

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— ¡Sabrina espera! — La alfa se detuvo de inmediato al escuchar la voz cansada de tanto correr de Miranda detrás de ella.

— ¿Pasa algo? Es muy tarde, deberías volver a tu departamento.

La noche era fría y a pesar de que las calles no eran inseguras prefería mantener a la omega lo más segura posible. Por suerte las feromonas de Sabrina eran lo suficiente como para mantener lejos a la gente.

— ¿Dónde pasarás la noche?

— No lo sé, estaba caminando a un hotel, al primero que viera.

— Puedes pasar la noche en mi casa, solo si no te molesta.— Era verdad  que esa decisión era en parte influida por su madre, en parte por sus instintos. 

— Me importa más saber si no te molesta a ti.

— Solo no quiero que te pase nada. — Los ojos de Sabrina se iluminaron como los de un cachorro cuando recibe un premio, Miranda se enterneció pero tenía muchas cosas en las que pensar. — Aun así no quiero hablar, no quiero que insistas.

— No lo haré. — Respondió muy alegre mientras seguía detrás de la omega.

Caminaban en medio de la noche sin tema de conversación alguno y aunque el departamento no estaba lejos Miranda no pudo soportar ese silencio que la consumía viva.

— Por cierto, te veo más grande.

— Eso, desde que dejé de tomar las drogas para ocultar mis feromonas tuve mucha más energía así que comencé a hacer ejercicio ¿Qué te parece?

— Te ves bien. —Tuvo que admitir. — Pero no parece tu estilo.

— ¿Mi estilo?

— Si, ya no eres la chica nerd. —Se burló.

— Maldición, es cierto, en todo este tiempo mi madre me prohibió cualquier cosa que me contactara con el exterior, no he visto ninguna batalla de robots en meses, las extraño. — Sabrina apresuró el paso para estar a un lado de Miranda y no detrás como lo había estado hasta ese momento. — ¿Eso te parece lo suficientemente nerd?

— No parece que vayas a cambiar. —Soltó entre risas.

— No quiero hacerlo, soy feliz como estoy.

Al abrir la puerta del departamento se toparon con el sofá acomodado con una cobija y almohada, todo listo para que la alfa se relajara y pudiera dormir de una vez por todas.

Sabrina sonrió, sorprendentemente ese acto tan simple le resultaba más amable que lo que le decían en su casa, en especial su madre.

— ¿Cómo lograste salir de tu casa? — Preguntó por fin Miranda.

— Bueno, cuando descubrí la nota decidí que no podía estar ahí un día más, me di cuenta que si no me iba jamás podría vivir mi propia vida, ni hablar de intentar estar contigo así que preparé esta mochila y salí de casa.

La alfa estaba sentada en el sofá juntando sus piernas y abrazándolas lo que la hacía parecer pequeña y frágil, en definitiva era la misma Sabrina de siempre.

— La verdad no pensaste demasiado que traías contigo.

— Para nada, tomé lo primero que pude, mi hermano me ayudó a tomar un poco de dinero y mi celular.

— ¿Entonces saliste sin provisión o plan alguno solo para venir aquí?

— Pensé que lo había dejado claro. — Bromeó para no hacer enojar más a la omega.

Déjame amarte (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora