VIII

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— ¿Segura que no quieres ver una de tus peleas de robots?

— Oye, también tengo otras cosas en mi vida.

— Solo quería ser amable.

Sabrina extendió un par de planos sobre la mesa para mostrárselos a Miranda, tenían que acabar lo más pronto posible el trabajo, si lo hacían tendrían tiempo para ellas dos.

— El cliente pidió muchas modificaciones.

— Pues es un idiota, este diseño es hermoso.

La menor contuvo una risa pues sabía que cuando Miranda estaba de malas en definitiva no era una buena idea reírse. Se levantó de la mesa para ir a la cocina a preparar un par de tazas de té, con eso relajaría un poco a la omega.

— Vamos, solo tienes que terminarlo, luego podrás olvidar a ese cliente idiota, además, te ayudaré a terminar así que no habrá problemas ¿O sí?

— Ya, supongo que tienes razón.

La barra que dividía la cocina del comedor era pequeña y hacía una perfecta ventana entre estas dos habitaciones, parecería irrelevante un detalle como ese pero para Sabrina lo era todo pues desde esa pequeña ventana sentía que observaba todo lo buena que era Miranda sin tener que molestarla. Debía dejar de pensar que tenía algún tipo de oportunidad con Miranda, ella ya tenía a su mate y aunque este ya no estuviera jamás la aceptaría a ella, una torpe alfa defectuosa, maldito era el gen recesivo que la había hecho nacer así.

— ¿Qué haces ahí? Ven y ayúdame.

— Claro, lo siento. — Sabrina rezó por qué ese inocente sonrojo en sus mejillas fuera solo imaginario.

Llevó en ambas manos las tazas de té, entregó la de la omega y se sentó para tomar su propia bebida. Seguía pensando que quizá esa barrera invisible solo se la estaba inventando ¿Y si ambas sentían algo? ¿Y si no era solo ella? No quería ilusionarse, no de nuevo, de cualquier manera prefería un amor platónico donde sabía que la trataban bien a todo el dolor que sentía cada que Agustín la mandaba a la mierda.

— Hoy estás en otro mundo ¿Qué tienes? —Preguntó sin siquiera levantar la mirada la omega que parecía estar muy concentrada marcando algunos cambios a los planos.

— Perdón, no sé qué me pasa.

— Deja de disculparte, no has hecho nada mal.

— Lo siento. — Repitió en automático lo que solo le ganó una mala mirada de Miranda. — Vamos, no puedes esperar que cambie de inmediato.

— Eres muy tierna ¿Lo sabías?

— No, no me lo habían dicho.

— Pues deberían hacerlo más a menudo.

— No estoy segura de que eso me agrade.

Miranda se echó a reír, ya era innegable lo que sentía por esa beta, solo quería descubrir un poco más, lo necesitaba.

Pensó en tomar la mano de Sabrina, preguntarle si sentía lo mismo pero seguro una chica tan inocente como era Sabrina se asustaría ¿Y si se alejaba? Al fin y al cabo era solo una chica beta, si le decía que sentía lo mismo que lo que se sentía por un mate seguro se asustaría.

Si tan solo ese par de tontas fueran más honestas, si tuvieran menos miedo.

— Bueno, si tu no quieres ver nada entonces yo pondré música porque esto se está volviendo aburrido. —La omega se levantó abandonando su trabajo, si tenía que ser sincera solo quería procrastinar un poco. — ¿Un gusto en particular?

Déjame amarte (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora