Llegaron a casa sin haber dicho una sola palabra durante el camino, ninguna tenía el valor para preguntar cómo se sentía la otra a pesar de que lo sabían por la marca.
Para cuando entraron a su casa Sabrina casi no podía sentir su cuerpo, caminó sin percatarse que sus manos sangraban, ella misma se había provocado pequeñas heridas rasguñándose y pellizcándose fruto de la ansiedad y estrés que sentía. Ella no lo notó pero Miranda si, de inmediato siguió a su alfa hasta la habitación donde la encontró tirada en la cama sin pronunciar ninguna palabra.
— Sabrina, ven aquí, tenemos que curar esas manos.
Sabrina levantó la mirada, solo quería sentir un poco de seguridad al ver a Miranda con ella pero terminó abrazándola con fuerza en cuanto estuvo lo suficientemente cerca, y lloró hasta que su cuerpo se secó.
— ¿Por qué mi madre no me quiere?
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— ¿Estás mejor? — La alfa tenía la cara hinchada y los ojos rojos de tanto llorar.
— Un poco mejor. — Limpió su rostro y dio un sorbo al té que le había dado Miranda.
— Deberías descansar, duerme un rato, te despertaré cuando la comida esté lista.
Sabrina no permitió que Miranda se fuera, se abrazó con fuerza a su cintura liberando feromonas de paso intentando así que la omega solo pensara en estar con ella.
— No me iré si no quieres, no tienes porqué usar feromonas o tomarme de esta forma. — La omega se sentó en la cama, tomó las manos de Sabrina y las besó con delicadeza, curaría esas heridas en cuanto pudiera pero ese no era el momento, solo quería que estuviera mejor.
— Tú nunca me vas a dejar ¿Verdad?
— No pienso hacerlo jamás, ya estamos unidas y eso es la mejor decisión de mi vida.
— Yo nunca podré ofrecerte nada, no tengo un futuro.
— ¿De qué estás hablando? Sabrina, tienes un futuro brillante, y aunque no fuese así ya tengo todo lo que quiero de ti, te adoro.
— No, yo quiero tratarte como una reina, pero mírame, solo soy una persona defectuosa, ni siquiera puedo dejar de llorar.
— Y justo así eres perfecta.
— No digas tonterías. — Miranda dio la vuelta quedando frente a frente con su mate y besándola para hacerla callar. — Vamos a descansar.
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Miranda y Sabrina caminaban de la mano rumbo a su auto para presentarse a la ceremonia de graduación de la alfa un par de semanas después del incidente en la tienda. Las cosas parecían estar mucho mejor, la pelea incluso las había unido más si eso era posible.
— ¿Segura que me veo bien?
— Que sí, estas hermosa.
— Es que no estoy acostumbrada a usar vestidos, es un poco extraño.
— Pero siempre quisiste usar uno ¿No? Disfruta tu día.
— Creo que tienes razón, hoy pienso disfrutar mi día.
La alfa robó un beso a Miranda y entró al auto, estaba lista.
La ceremonia no era nada del otro mundo, togas y birretes y muchos familiares celebrando a los graduados. Sabrina no podía mentir, era algo difícil no tener a su familia, lo único que había buscado toda su vida era la aprobación de sus padres y ahora no podían estar más alejados pero al ver los ojos pintados esmeralda de Miranda le recobraba todas las fuerzas.
Sabrina escuchó su nombre, sintió su pecho llenarse de orgullo, lo había logrado después de tanto esfuerzo. Una alfa defectuosa lo había logrado.
Tomó su diploma a mucha honra y saludó directamente a su omega con la sonrisa más deslumbrante que se podía tener, no esperaba a nadie más, nada en realidad cuando escuchó el grito de su hermano vitoreando alegre entre las demás personas dentro de ese auditorio. No tuvo la reacción que se esperaría, no se sintió bien verlo ahí pero tampoco podía decir que lo odió. Cuando bajó del escenario se dirigió directo al omega que la esperaba con una sonrisa tímida.
— Hace un tiempo que no sé nada de ti.
— Por algo será. —Sabrina por algún motivo se puso a la defensiva en cuanto tuvo la oportunidad.
— Vamos, nosotros no tenemos porqué pelear, esas cosas quédatelas con mamá. — El omega notó el miedo de su hermana, por mucho que intentara parecer enojada. — Ella me contó todo pero, Sabrina, estoy de tu lado, por supuesto que no le conté a nadie sobre esto, papá insistió en venir pero creo que no te gustaría.
— Ninguno de los dos me trató bien.
— Pero nosotros somos hermanos, creo que no deberíamos pelear, podemos ser familia ¿Cierto?
Miranda sintió una presión en el pecho, no solo eso, Sabrina con había vuelto con ella ¿Qué otra señal necesitaba para darse cuenta que su alfa estaba mal? Caminó abriéndose paso entre las personas empujando a quien tenía enfrente sin importarle. Cuando vio a su alfa con otra persona se asustó, no desconfiaba de ella, en realidad pensó que la molestaban, eso era lo preocupante.
— ¿Estás bien amor? — Preguntó mientras abrazaba a Sabrina.
Ambos omegas se miraron a los ojos analizando al otro, Miranda parecía más enojada que otra cosa, era obvio, estaba defendiendo a su mate.
— ¿Entonces tu eres su mate cierto? Un gusto soy Apolo, hermano de la graduada. — Él solo quería alivianar la tensión.
La cara del omega resultaba conocida para Miranda a pesar de no haberlo visto jamás ya que Sabrina no hablaba de su familia, de cualquier manera no importaba, era mucho más el instinto de proteger a su mate que esa cara que ni siquiera podía ubicar.
— Quizá debí presentarlos antes, lo siento, ella es Miranda. — Sabrina también podía sentir toda esa tensión sumado a las claras feromonas de Miranda que no estaba para nada contenta. — Apolo solo vino a felicitarme.
— ¿No te molestará también?
— Nuestra relación no es la mejor pero somos hermanos y siempre nos hemos apoyado. —Continuó siendo amable. — Lo último que quisiera hacer ahora es molestar a Sabrina en un día especial como este.
Miranda se tranquilizó un poco, al menos el omega ya no parecía hostil, sonaba bastante sincero.
— ¿Nos conocemos de antes? — Por fin preguntó la omega.
— No lo creo que se conozcan, seguro conoces a mi hermano de alguna revista o algo similar, es modelo.
— Y pronto actor también. — Se jacto orgulloso. — Pero no vengo a hablar de mí, quería invitarlas a cenar, quería conocerlas más.
La pareja se miró a los ojos sonrió y se volvieron a Apolo con una sonrisa.
— Lo siento pero no, no estoy lista para salir contigo y hoy quiero pasar la tarde con Miranda.
— Algún día será. — Completó Miranda.
Apolo no se lo tomó a mal, ni siquiera le molestó, se dio cuenta de lo mucho que había cambiado su hermana, ya no dependía de la aprobación de su familia y eso lo alegró mucho en verdad.
— Está bien, algún día será pero mi oferta sigue en pie, me alegro que estés bien. — Abrió sus brazos de par en par esperando un abrazo, al menos eso pedía.
Sabrina lo dudó pero eran hermanos y él tenía razón, no tenían la mejor relación pero siempre habían estado juntos, Apolo siempre la había protegido y aunque era un poco molesto lo quería. Aceptó el abrazo, debía admitir que lo extrañaba cuando escuchó a su oído murmurar a su hermano.
— En verdad me siento feliz por lo bien que estás ahora.
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Déjame amarte (Omegaverse GL)
Romance¿Qué pasa cuando no puedes cumplir con las expectativas de nadie? Sentirse así de destruido todo el tiempo no estaba bien y Sabrina lo sabía pero nadie la dejaba alejarse de la gran masa de desesperación. nadie hasta que aquella luz llegó de golpe a...