XVI

5.8K 641 30
                                    


— Creo que debo trabajar.

Sabrina levantó la cabeza muy animada después de un rato ayudando con algunos contratos a Miranda.

— Ya estás trabajando.

— Pero contigo, si me estás haciendo el favor de dejarme vivir contigo al menos podría trabajar.

— Te dije que ya estás trabajando.

— Pero yo quiero ayudarte más.

— Si te vas entonces yo tendré que contratar a otra persona y gastaré más dinero entonces.

— Pero incluso quiero entrar de nuevo a la universidad, gastarás mucho en mí y no quiero ser una carga, puedo tener los dos trabajos.

Miranda solo miró de reojo a Sabrina, la alfa parecía decidida a ayudar pero Miranda no quería permitirlo, no quería que se viera envuelta en tanto trabajo.

— Escúchame, en este momento de mi vida tengo la oportunidad de pagar todo eso así que no te preocupes y si tanto te angustia pues termina la universidad, consigue un trabajo que te guste y así podrás pagarme.

— Pero...

— No hay peros, Sabrina ya te lo dije, no aceptaré que trabajes si no es aquí conmigo.

— Eso no es muy justo.

— Pues a mí no se me conoce precisamente la personificación de la justicia.

<<>><<>><<>><<>><<>><<>><<>><<>><<>>

Sabrina tocó tres veces la puerta de la habitación para no incomodar a Miranda. Quizá no incomodarse pero molestarla seguro, eran las cuatro de la mañana.

— Lárgate Sabrina.

— Escúchame, sabes que tengo un mal olfato pero hasta yo me di cuenta que tus feromonas están fuera de control.

Era cierto, Miranda estaba a punto de entrar en celo y no podía hacer nada al respecto. Tampoco quería pedirle ayuda a la alfa, era probable que no estuviera lista o quizá la asustaría, hacía días la había visto sonrojarse solo por la proximidad ¿Qué haría si la llamaba para algo así?

— ¿Quieres que te traiga un inhibidor?

— Ya tomé algunos, solo lárgate de aquí.

La alfa quería algo más que solo irse pero en efecto, estaba aterrada. Sus piernas eran gelatinas ante tan dulce olor de la omega o quizá era por el miedo.

Su mandíbula se tensó así como sus puños y por primera vez sintió sus instintos apoderarse de su cuerpo, ese alfa apagado que la caracterizaba le gritaba desesperado por entrar a la habitación y abrazarse a la omega.

Tomó la perilla con delicadeza y de pronto ese trozo de metal se volvió el objeto más pesado que había tocado pero no importaba, debía abrir esa puerta.

Cuando entró su panorama se volvió su objeto de deseo. La omega vestía unos cortos pantalones y una blusa de tirantes que resbalaba por su hombro ¿Cómo alguien podía verse tan hermosa?

— ¿Qué haces aquí? Déjame pasar mi celo.

— ¿Te molesta que esté aquí? — La omega negó. — Yo quiero estar aquí.

Sin prisa alguna caminó hasta la cama dejando en ascuas a Miranda. Sabrina acarició las mejillas de su amada. Las feromonas eran muy fuertes, nunca había vivido una situación como esa y eso se notaba en las reacciones de su cuerpo.

— ¿Estás segura de esto? —Y esta vez fue la alfa quien asintió. — Estoy en celo, normalmente esto sería al revés pero tengo que advertírtelo, no podré parar.

— Lo sé, me lo imagino, creo. — Tartamudeó.

— Entonces sigamos. — Dijo entre risas.

Con delicadeza y tomándose su tiempo para no perder tan precioso momento Miranda comenzó a desvestir a Sabrina, comenzó por la playera para bajar a los pantalones.

— ¿Estás lista? —Preguntó por última vez antes de perder la cordura.

— No lo sé, nunca lo había hecho.

— Espera... ¿Nunca en verdad?

Entonces Miranda se aseguraría de que fuera una buena experiencia.

<<>><<>><<>><<>><<>><<>><<>><<>>

Sabrina estaba sin aliento intentando recupera un poco de energía, de pronto su cuerpo parecía un horno y el sudor no paraba de escurrir sobre su rostro sonrojado y a pesar de todo la sonrisa de sus labios no se borraría con nada.

— ¿Estás bien? —Atinó a preguntar ya que la omega no hacía ruido alguno.

— Estoy muy bien. —Sonrió. —Eres mejor de lo que esperaba.

— ¿Eso es un cumplido?

— El mejor de los cumplidos. — Miranda se alzó para besar a la alfa.

— ¿No te lastima el... ya sabes... el nudo?

— ¿Te sigues apenando después de esto? — Miranda sonrió, se abrazó a la cintura de Sabrina y liberó feromonas para hacer el ambiente mucho más tranquilo.

— Es solo que... me sonrojo solo de verte. — Sabia respuesta para excusarse.

— A partir de ahora eres mía. —Solo lo dijo porque el momento le parecía apropiado, lindo, pacifico, no podía pedir más.

— ¿No debería decir eso yo?

— Mientras te sigas sonrojando solo por verme. — Recalcó haciendo comillas. — Dudo que puedas hacerlo.

— ¿Y si tuvieras una marca? ¿Podrías hacer eso?

Eso asusto a Miranda, no estaba lista para una marca pero sabía que eso la haría muy feliz, a las dos. ¿Era un buen momento? A penas llevaban menos de un mes viviendo juntas y ni siquiera estaban saliendo oficialmente, dormían en habitaciones separadas y pasaban poco tiempo juntas por la universidad de Sabrina.

— No creo que estemos listas aún. —La alfa decayó el ánimo pero entendía la situación y no haría un drama por ello, seguía estando muy feliz como para preocuparse.

— Bien, entonces cuando estés lista, cuando lo estemos.

Sabrina abrazó con fuerza a Miranda, nunca había querido tanto a alguien, ni siquiera a Agustín llegó a verlo de la misma manera, él solo era un amor platónico pero Miranda, ella era linda y estaba con ella y más importante aún. Miranda también la amaba.

— ¿Cómo puedes estar tan tranquila? Parece que no te importó.

— No me importa porque de cualquier manera estoy contigo.

—Maldición ¿Cómo haces para ser tan linda?

¿Haría tanto daño una marca? ¿Qué tan era malo era cambiar de opinión así fácil? bien decían que el amor no es racional.

Estaba muy segura de que pronto aceptaría la marca, muy pronto.

Déjame amarte (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora