𝕻𝕬𝕽𝕿𝕰 15.

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CONTINUAMOS.

— ¿Cuanto tiempo tendré está cosa en mi brazo...? No me diga que serán semanas

Ya habían pasado 35 minutos desde que la mujer me había estado atendiendo mis heridas, me preguntaba cómo me las había echo pero mis mentiras nisiquiera tenían sentido, la última vez que me preguntó solo me encogí entre hombros.

Me habían puesto un yeso junto a un soporte para no tener que estar doblando mi brazo o hacer fuerzas, no tenía nada roto pero mi mano fue la que había sufrido más, tenía un maldito agujero en la palma de mi mano, de seguro deben de estar acostumbrados ver cosas peores, mis heridas no son gran cosa.

La sabueso se había quedado dormida sobre las bancas recostada, no crean que me estube hablando con ella durante el tiempo que esperaba que me atendieran, ella se había quedado dormida después de haberme quedado callado por un buen rato.

No había sentido la presencia de la doctora, me sorprendía un poco verla en esa forma, era una humana ahora, me había quedado con la piel erizada y con la mente ocupada, ¿Que tiene de bueno ella para que yo esté con mi mente ocupada?.

Estar pensando me había echo ignorar las palabras que la doctora decía, miré a su rostro simulando haberla escuchado del todo para que no hubiera mal entendidos, ella me vió con una ceja alzada, a lo que yo solamente sonríe un poco nervioso, pero que mujer.

— ¿Escuchó todos los cuidados que debe tener?.

— Si, si, nada de hacer fuerzas y mojarme el brazo a menos que me bañe con ayuda de alguien, si me quedo claro.

— Bueno, necesito que encerio me diga que fue lo que sucedió. — ella se sentó al frente mío jalando unas sillas, con un cuaderno a la mano — por favor.

— ¿Desde cuándo desean ustedes saber lo que el paciente le sucedió?.

— Desde hoy, no se si usted noto a todos esos hombres de traje negro de afuera.

Solo asentí.

— Pues por esos hombres, ahora nosotros debemos de hacer un informe de todos los pacientes que vayamos atendiendo.

— Pues ya le dije, intentaron extorcionarme y me defendí, señora.

— ¿Que clase de extorsiones hará esa gente para conseguir lo que quiere...? — ella tomó mi mano sosteniendola de mi herida, arqueé mi espalda de dolor tapándome con mi mano —

Ahora sí está mujer se estaba comportando de forma indebida conmigo, voltee a ver a Loona, creía que ya se había levantado de su siesta, pero es un maldito martirio con esta estúpida sabueso solo duerme.

Ya nada, me tocó pasar esta situación tan rara con la doctora, me aparte un poco de ella, ella soltó mi mano de manera brusca haciéndome gemir de dolor, ¡Despierta Loona!, Teniendo esas orejas de perreo y no se levanta.

La mujer se quitó la bata que traía puesto junto a una blusa celeste, al verla pude saber que quería está mujer, o si, ustedes están pensando en sexo, si a mí también me hubiese gustado que fuese eso, pero la realidad era que está mujer portaba un traje negro junto, una corbata color roja y de su cintura colgaba su arma, es genial ver una katana de cerca.

— Aquí es donde pensaste que estarías bien, ¿No? — por arte de magia está mujer se puso una gafas negras —.

— ¡Yo la conozco! — grité seguro que había despertado a Loona, mire hacia ella pero ella no hizo nisiquiera un movimiento — ¡Mierda...! ¡¿En dónde están mis amigos?!.

¿𝗣𝗢𝗥 𝗤𝗨𝗘 𝗢𝗗𝗜𝗔𝗥𝗧𝗘? (Loona x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora