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CONTINUAMOS.


Con el peligro acechando a las afueras de la mansión, ninguno de los que estuvieran adentro estaban seguros, las horas se habían vuelto segundos, todo pasaba tan rápido, el esperar que amaneciera se volvía una meta al que debían de llegar.

El silencio era su única arma que les quedaba, sabrían que algo estuviera apunto de entrar, con las finas orejas de Loona, podrían actuar rápido.

Quedaba mencionar que ninguno de los dos habían dormido en toda la Noche, Loona había estado por varias horas sentada en una de las mesas de la sala, apuntando su vista a la puerta, con sus orejas alzándose por cada leve ruido que proviniera de afuera.

Su amigo, fue quien menos pudo soportar todo este lío, pues no tenía las suficientes energías, Loona podía pasar tiempo sin comer pues siendo una sabueso entrenada por su padre, sabía que en momentos de asesinatos no debía provocar ruidos, nisiquiera por molestias estomacales.

Grandes ojeras con apariencia de antifaz se miraban en los ojos del hombre, recostado sobre la pata de la mesa al lado donde igual manera su amiga miraba a la puerta, ambos habían tomado el papel de un guardia nocturno, mantener la única entrada que les brindaba entrar a las personas que estuvieran afuera, protegida.

Loona miraba con pena como la cabeza del hombre se ladeaba de un lado a otro, recordaba que el día anterior este había dormido mucho pero reconocía que al ser una raza débil, no brindaba tanto apoyo en varias cosas como la resistencia y dominación.

— Nada...

Dijo con voz vaga el hombre al aire, con un tono muy apagado.

— No a pasado nada... Desde que nos arrojaron la cruz — apenas si pudo levantarse del suelo.

— Deben estar esperando a que salgamos de la mansión.

— Stella, no a regresado.

— ¿Que mierda estamos esperando? Deberíamos irnos de aquí, podemos usar un portal que nos lleve lejos de aquí. — sugirió la sabueso un tanto desesperada y molesta.

El hombre negó ante la idea de la sabueso.

— No podemos, se darán cuenta la forma que usamos para ir de un lugar a otro.

— ¿Quien putas? No hay ningún imbecil que se atrevería a dibujar un pentagrama en su casa solo por joder.

— No cualquier imbecil, Loona. Son los hombres de traje negro, los locos que me están buscando por interactuar con demonios.

Loona cada vez se ponía más desesperada por no tener más ideas de salir del lugar, no sabían cuántos sujetos podían estar esperando afuera, podían ser muchos, podían ser pocos. No sabían a cuentos se enfrentaban pero lo que sabían es que el tiempo pronto los dejaría cortos.

Sin ningún método se salir, el hombre se desesperaba por no tener una forma de escapar, no tenían con que objeto pelear, probablemente buscarían en alguna parte del sitio pero contra los hombres de una unidad de caza de demonios, sabían que tendrían mejores cosas.

La furgoneta estaba a unos cuantos pasos de la salida, escapar no les era tampoco una opción, podrían percatarse que auto es el que la compañía usaba para entrar y salir de los reinos.

— Yo... No recuerdo si traemos armas en la furgoneta — comento Loona, volteando a ver a su amigo confusa.

— ¿Armas?.

— Puedo pelear contra ellos a cuerpo, pero tú no tienes nada con que defenderte. Aparte de que tienes cara de pendejo, por no dormir.

— Vete a la mierda, puedo salvarme por mi cuenta. No necesito que me ayudes o me defiendas.

¿𝗣𝗢𝗥 𝗤𝗨𝗘 𝗢𝗗𝗜𝗔𝗥𝗧𝗘? (Loona x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora