—Por favor, Miriam —se le acercó— reconozco que me porté muy mal.
—Es que de verdad no puedo olvidar todo lo que me dijiste, la manera en la que me sentí al escucharte decir que estaba contigo por interés. En verdad creí que era una buena para nada, un adorno inservible a tu lado y no quiero ser así. Necesito crecer sola... —sollozó mientras Louis tomaba a Alexander de sus brazos— y lo más triste de esta situación es que aunque amo a éste bebé que espero, siento que no es el mejor momento para tenerlo, pero no hay nada que hacer.
Louis se enfrió al oír su queja.
—No me digas que has pensado en abortarlo...
Miriam se le quedó viendo nuevamente dolida.
—¿En verdad piensas que podrían atentar contra un inocente que no es culpable de mis acciones?
La joven se levantó. Se sentía tan agobiada en los últimos días.
—Perdóname —dijo sentándose a su lado. Alexander los miró a ambos con atención—. No puedo hacer otra cosa más que pedirte perdón —le tomó una mano que ella no rechazó.
—Ya no sigas, que nada vas a conseguir de mi.
Ambos miraron a su hijo que se quejó como si supiera que estaban en crisis. Miriam le besó una mejilla y la acarició el cabello que era como el de su padre.
—Por favor, pídeme lo que quieras menos que te deje o que me aparte de ti —insistió Louis.
—Sí de verdad quieres hacerme feliz y sentir bien, por favor dame el divorcio.
—Dame una buena razón y lo haré. Dime que no me amas y juro que lo hago —. Alexander se removió incómodo.
—Tal vez te amo, pero me siento traicionada.
—¡Diablos! —exclamó el hombre dejando que el pequeño se bajara de sus piernas.
No lo dejó solo y se acuclilló cerca.
—Mira —dijo ofreciéndole a Alex un juguete—. Ahora sé que no eres tú la que debería esforzarse en conquistarme. Ya se que siempre me amaste y hasta la bestia de Darío se dió cuenta de ello.
—Ya no sigas —le tocó el hombro conmovida por lo buen padre que era, por lo dulce que la trataba cuando sus hormonas la traicionaban como en ese momento, o cuando sin ningún aviso lo quería ver para hacer el amor como desesperada.
—Pídeme tiempo, lo que quieras —la miró angustiado arrodillado frente a ella—, pero no digas que vas a dejarme.
—Quiero estar sola con Alex si no te molesta. Y me refiero a que viva conmigo.
Louis aceptó bajando la cabeza. Apretó los labios con frustración y resopló.
—Entiendo... —musitó levantándose. De inmediato se alejó de ella para sentarse cerca de la ventana del departamento.
Miriam se sentía sumamente contrariada. Lo amaba mucho, pero insistía en estar sola. Aún no sanaba del todo. Las terapias, con la conciencia de estar embarazada y el trastorno por las hormonas la ayudaron a entender que esa situación emocional pronto pasaría.
Los resultados de su examen de admisión a la universidad fueron negativos. No ingresaría, aún cuando lo económico ya no era problema y eso se lo debía a que ganó la demanda contra Darío y Kate.
Paolo la visitaba en su departamento y se quedaba el día de descanso. Estaba retomando sus estudios por insistencia de Miriam, mas no quería dejar de trabajar.
—No es tan fácil como pensé —le dijo una noche el jovencito—. Estudiar y trabajar es muy cansado. Así que meditalo bien y medicina sería una carrera terrible en tu estado. Siempre pensé que querías estudiar jardinería.
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QUIÉREME OTRA VEZ
RomantikMiriam se casó por agradecimiento con Louis y tras el nacimiento de su hijo decidieron separarse, así que ella regreso con el que fuera su primer amor, Darío... Pronto descubrió el gran error que cometió. Su enamoramiento por Darío solo estuvo en su...