74. INICIO Y FINAL

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—Vamos a comprar una casa —dijo Louis a su atenta madre— muy cerca de aquí —recordó que la misma Miriam se lo sugirió.

Olga abrazó a su hijo y luego hizo lo mismo con Miriam, con quien la relación había mejorado al punto de pensar en abrir juntas un negocio sobre floristería y diseño de jardín.

—Estaré más que encantada de verlos más seguido.

—Mamá... —. Louis la miró inseguro aún cuando habían ensayado durante el camino la mentira que le iban a decir para poder escapar juntos unas horas.

—Dime hijo.

—¿Podrías cuidarnos un momento a Alexander?

La timidez con que lo dijo y la reacción ruborizada de Miriam delató la razón por la que querían estar solos.

—Mmh traviesos —sonrió guiñando un ojo y Miriam enrojeció aún más—. ¿Por qué no regresan mañana?

—No es necesario —dijo ella sintiéndose avergonzada de que su suegra supiera que querían tener intimidad.

—Claro que es necesario —aseguró Olga tomándole la mano al ver que llevaba una hermosa argolla de diamantes—. Ya váyanse, yo saldré con este galán —señaló a Alexander que se paseaba con pasos torpes alrededor de la mesa de centro— y también llevaremos al abuelo al zoológico.

La pareja sonrió liberando la culpa de no haberle podido dar más tiempo al aire libre a su pequeño.

—Entonces vámonos, amor —respondió Louis rodeando la cintura de la chica.

Después de hacer el amor se quedaron dormidos con una sensación de inmensa paz en la seguridad de saber que su amor era compartido y recíproco.

Miriam despertó a la mañana siguiente y se encontró sola, lo cual la desconcertó. Bostezó y se levantó para ir a la cocina. No había señales de Louis.

El teléfono sonó y sospechó que se trataba de él.

—¿Bueno?

—Miriam, perdona que no te haya avisado que vendría al estudio —era su sensual e irresistible amante.

—No te preocupes, acabo de despertar —dijo sonriendo muy satisfecha, vestida con una bata.

—¿Cómo que acabas de despertar? —. La cuestionó con una sonrisa incrédula—. Es casi la una de la tarde

La curva que estaba en labios de la chica se esfumó al instante.

—¿Qué? —exclamó pasándose una mano por el cabello alborotado.

Naomi se paró detrás de Louis con una sonrisa en los labios. Había estado tan odioso desde que se separó de Miriam y no solo ella resintió su mal carácter, sino todos los que lo rodeaban, pero esa mañana fue diferente.

Su trato hacia todos fué distinto, ya no estuvo tan gruñón e insatisfecho. Era obvio que algo bueno le ocurrió y Naomi se lo notó esa mañana cuando entró silbando a la oficina.

—Esta noche saldremos a cenar —le dijo Louis con doble intención a su esposa, caminando para sentarse en la sala donde grababan una escena.

Se recargó cómodamente y puso un brazo detrás de la nuca para conversar tranquilamente con ella al iniciar el descanso.

—Voy a perder mi trabajo —dijo Miriam fingiendo preocupación.

Louis se rió suavemente. No fué consciente de que todos lo oyeron y detuvieron su andar.

—Yo necesito tus servicios, por si te interesa —dijo con voz seductora, lo cual sus compañeros de trabajo no le conocían pues siempre era muy parco y directo, a veces frío.

QUIÉREME OTRA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora