56. ¡BRUJA!

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—Los Gould deberían saber qué está pasando con tu padre —señaló Naomi tras convencerla de que aceptara llevarla a trabajar.

—No —respondió tajante, sintiéndose incómoda con solo mencionarlos—. Tim fue su amigo mientras estuvo sano. Ahora no lo visita y yo con él no tuve mucha interacción.

—El señor es un hombre sumamente ocupado.

—Igual que Louis, nunca tienen tiempo para atender lo que realmente importa.

—El padre de Louis era su amigo, pero a últimas fechas se separaron. Especialmente cuando tu madre comenzó a molestarlo pidiéndole dinero.

Miriam la miró con sorpresa.

—¿De qué hablas?

Naomi supo que Louis jamás le contó esa parte y se mordió la lengua demasiado tarde.

—No vayas a decirle a Louis que te conté, pero tú mamá lo visitaba, a él y a su padre, para pedirles dinero. Cuando tu papá se enteró comenzó a alejarse de Tim con la esperanza de que ella sintiera un poco de vergüenza.

La que comenzó a sentir vergüenza fue Miriam. Se cubrió el rostro con ambas manos y se dobló.

—No lo puedo creer —susurró contra las manos.

—El padre de Louis realmente apreciaba al tuyo, pero hasta las amistades se enfrían con la distancia.

—¡Demonios! —masculló entre dientes mientras se enderezaba—. Y ahora que están molestos conmigo seguro creen como Louis que soy como ella —resopló mirándola aún con asombro en el rostro.

—Miriam, como te dije...

—¡Esa maldita bruja de Kate es un monstruo, Naomi! —soltó Miriam de repente, tras haber fantaseado muchas noches con la forma de vengarse de ella.

—¿La has visto cómo persigue a Louis?

Miriam recordó algunas fotos de ambos en eventos.

—Sí, esa maldita bruja —deseó ahorcarla con sus propias manos—. Ella y Darío armaron todo éste escándalo.

—¿Cómo que lo hicieron juntos? ¿Qué es lo que hicieron?

—La misma rata ésa me confesó que se puso de acuerdo con él para separarme de Louis, él como venganza porque no le correspondí y ella porque lo desea... Esa mujer es un demonio: egoísta, insensible, arrogante, miserable! No lo ama, solo quiere poseerlo por la misma razón por la que Darío me hizo este daño tan grande.

—¿Ella te lo dijo? No lo puedo creer.

—Esa mujer está obsesionada con Louis, no puedo llamar de otra manera lo que siente por él.

—¡Dios mío, Miriam! ¡Le voy a contar! ¡Tiene que enterarse!

Miriam se puso rápidamente en alerta y le tocó un brazo.

—¡No lo hagas! Él no quiso escucharme por más que le supliqué —recordó como la rechazo y además la insultó—. Me ha decepcionado mucho, jamás confío en mí.

—Aun así debe saber. Tiene que nacer en él la duda.

—¡No Naomi! ¡Ya me cansé de suplicar su amor y su paciencia! Si él de verdad hubiera querido rehacer su vida conmigo me habría dado la más mínima oportunidad para escuchar lo que tenía que decirle, pero lo único que conseguí fueron sus insultos; que me acusara de ser una mujerzuela que se vendió a él por interés y que incluso me haya embarazado de Alexander para atraparlo y tener una pensión que me facilitaría la vida de por vida. Con él las cosas están perdidas y lo único que me queda por hacer es lo que me aconsejaste: conservaré mi dignidad y haré cuánto sea necesario para recuperar a Alexander.

—Lamento tanto enterarme de lo que me dices. El realmente está muy dolido y sé que está sufriendo por todo lo que está pasando.

—Ni siquiera puedo ver a mi hijo y eso es lo que me está matando día con día. Pero también Alexander es mi única motivación para continuar, si no lo tuviera a él yo no sé qué sería de mí.

—No creo que se vaya a poner muy feliz si se entera de que trabajas de noche...

—Es un empleo decente y en cuanto tenga más recursos de un buen abogado que me ayude para solicitar la custodia de mi bebé. También sé que podría conseguir que se demuestre mi inocencia.

—Yo insisto en que deberías hablar con Louis.

—En dos semanas nos volveremos a ver en el juzgado, la última vez no apareció porque su trabajo como siempre lo detuvo. Ni siquiera mandó al abogado.

—Yo creo que más bien fue una estrategia para aplazar ese momento.

Miriam sonrió con sarcasmo.

—Yo también creo que fue una estrategia, pero para repudiarme públicamente y por esa razón es que estoy trabajando en ese bar como mesera. Resultó imposible conseguir un empleo de día sin que alguien me reconociera y por lo mismo me negara la oportunidad.

—Lo siento tanto.

—Yo no, sé que de ésta experiencia voy a aprender mucho y una de ellas es a no confiar en quien dice amarme.

—Por favor no me incluyas en esa lista.

—Si no le cuentas a Louis en donde me has visto tal vez confíe en ti.

Naomi recibió una instrucción sobre cómo llegar al bar y sintió pena por su amiga. No merecía estar pasando por tantas dificultades, pero aun así ella parecía sobrellevarlo.

—Me quedaré callada —aseguró estacionándose frente al lugar.

—Gracias, sí ese hombre se entera de que su adorada mujercita se mueve entre tantos desconocidos lo más seguro es que termine por retirarme de la vida de Alexander.

—Si sabes lo peligroso que es ¿por qué sigues aquí?

—Pagan bien.

—Podrías estar en otra ciudad.

—Lo he pensado. Incluso llegué a pensar en teñirme el cabello, en cortarlo, en hacerme un cambio radical pero eso será más adelante.

—La verdad me sorprendiste con este estilo tan... sexy... Siempre fuiste muy recatada.

Miriam sonrió.

—Al principio no fue fácil, pero las chicas aquí me han ayudado y ha sido terapéutico para mi autoestima.

Naomi sonrió.

—Seguramente tienes una larga lista de pretendientes.

—No, aquí todos saben que tengo un bebé y que no existe más varón en mi vida que él —sonrió a su vez con tristeza.

—Alexander está bien, Miriam, está con su padre.

—Si, pero no me tiene a mí.

La secretaría notó que sus ojos se aguaron, sin embargo los cerró un instante y respiro profundo.

—No llores ya verás que pronto solo habrá sido un trago amargo.

—Quiero creerlo.

—Aunque tengo que confesarte que estado pensando que sí Louis te ve vestida así te puedo asegurar que lo va a pensar dos veces antes de volver a pedirte el divorcio.

Miriam se miró las piernas.

—Claro, el príncipe de la televisión y su pretty woman —bromeó con sorna.

Se despidieron prometiendo verse otro día. Miriam vió el auto marcharse y las palabras de Naomi retumbaron en su cabeza. Sería posible que su perfecto marido le diera otra oportunidad solo por morbo. Recordó las últimas veces en la cama, él se había mostrado muy apasionado y ella le había correspondido. ¿Sería posible que pudiera seducirlo solo para recuperar a su pequeño?

Si por lo menos consiguiera volver a ver Alexander, podría... Una idea cruzó por su cabeza. Tenía que planear muy bien lo que haría en caso de que Louis y ella se volvieran a topar.

Si él pensaba que era una mujer sin principios ni prejuicios, se lo iba a confirmar, también se merecía una lección por no haberle concedido la más mínima esperanza real.

QUIÉREME OTRA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora