Capítulo 14

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Aitana


Cuando Alex llamó para una pequeña reunión con las chicas nunca me imaginé emocionarme tanto como lo estaba ahora, lo único malo es que debía conseguir permiso en el trabajo, gracias a mi nuevo mejor amigo Lucca, el tema de Will lo tenía cubierto. Me siento culpable por irme y dejarlo pero necesito a mis amigas al menos por un día.

«Solo eso pido, un día de "normalidad" en mi vida. »

Las cosas entre Daniel y yo son más confusas que nunca y más desde que salí de casa de su abuela, curiosamente la casa que había sentido mía hace poco y días después nada cambió.

Mi teléfono vibra en la mesa, rápidamente lo tomo en mi mano.

Jefe: Estoy afuera. Sal pronto.

Sonrío con su mensaje corto. Tomo mis llaves y los veinte dólares que me servirán para el taxi de regreso y los guardo en el bolsillo de mis vaqueros.

Está dándome la espalda, viendo a las estrellas, sumergido en él mismo, algo que hace poco aprendí que hacía con más regularidad de la que creía, no me gustaba para nada eso. En los momentos que compartimos en el Royalty nunca se comportó de esa manera o tal vez sí, no lo sé. En esos días estábamos en nuestra burbuja impenetrable, siendo estúpidamente descarados y creyendo que la realidad no nos golpearía un día, la realidad de mi vida, Will, su realidad... bueno, todo.

Aclaro mi garganta y me muevo en mis talones.

—Hola.

—Pequeña —dice en el momento que se da la vuelta y me mira.

—¿Todo está bien? —le pregunto poniendo mis manos en los bolsillos traseros de mi vaquero.

—Realmente no —dice mientras abre la puerta del automóvil.

No digo nada, en su lugar entro en el interior del vehículo. Se ve tan cansado, su sonrisa ya no está dibujada en su rostro, es como si cargara el peso del mundo en sus hombros.

—¿Cómo vas en tu día libre? —pregunta sin verme, está concentrado en la vista que le da la ventana.

Lo miro de reojo y por una fracción de segundo por fin lo veo y lo que percibo no me gusta para nada. «¿Acaso estaba llorando?» Sus ojos estaban enrojecidos, un poco hinchados tal vez, no lo sé a ciencia cierta porque lo está ocultando de mí tras sus gafas.

—Pude ordenar un poco mis cosas —le digo tratando de verlo nuevamente —. ¿Qué sucede Daniel? —le pregunto sin rodeos.

—Déjalo, pequeña.

—¡¿Déjalo?! Dijiste que éramos amigos, y por lo que a mí respecta los amigos están para apoyarse. Así que deja de ser un completo bobo y dime qué te pasa.

Tomo su mano y le planto cara hasta que por fin se digna en mirarme. Trata de sonreír pero es mal actor, muy malo hasta para mí.

—Un día horrible, es todo.

—¡Pare el maldito auto! —grito con todas mis fuerzas y el chofer me hace caso, intento abrir la puerta pero está trabada, no tengo escapatoria.

—Pequeña, por favor no te vayas, no ahora.

—No. Tú no quieres decirme qué te sucede, pues yo no quiero compartir el mismo espacio contigo.

—¿Por qué es importante para ti?

«¿Se atrevió a preguntarme eso o estoy soñando? »

—Porque eres importante para mí, eres mi... amigo.

Nunca es Suficiente, Serie LOCO AMOR 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora