Capítulo 18

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Aitana


Daniel tuvo que volver a New York justo cuando Will despertó, no le gustaba ejercer la abogacía pero al parecer este caso para él es importante por lo que decidí apoyarlo incondicionalmente. Me gusta pensar que está salvando al mundo. Es mi superhéroe personal.

Una semana y media ha pasado y odiaba estar sin él, nada era lo mismo. El Mystic parecía perder vida para mí sin su presencia. Cantaba como siempre junto a la banda y luego de mi turno volvía a casa con el chofer de Daniel. Sí, su chofer. No me dio opción más que aceptar que el pobre hombre que ahora sé que se llama Jhon, un señor de edad con dos lindas hijas y viudo, me lleve de arriba para abajo.

Will empieza hoy su rehabilitación y según vaya su progreso le darán el alta en estos días. Las cosas entre nosotros eran tensas debido a que me encontraba renuente a corresponder cualquier muestra de afecto que él tuviera para mí. Tengo que ser consecuente con mis acciones después de todo y si eso implicaba romper antes su corazón, lo haré.

—Tierra hablando a Aitanalandia —me sobresalta Adrien.

—Colega —lo saludo y este jala la silla vacía de al lado de la mesa de la cafetería.

—Te vi desde el otro lado de la calle.

—Estoy esperando a Stephan —le digo y él pone cara de no saber de lo que le hablo —, el abogado, mi abogado.

—Ah ok. Espera, ¿vas a romper el contrato?

—No.

—Qué alivio porque nos está yendo bien en el lugar.

—Ya lo sé, bobo. Soy la mamá de los pollitos y no los dejaré solos.

—Una hermosa mamá —dice una voz detrás de mí.

Adrien se queda mirando al hombre que tengo detrás esperando cualquier reacción mía, sin poder controlarme río a carcajadas, los chicos de la banda suelen ser protectores conmigo y Adrien en especial.

—Hola Stephan —Me levanto de la silla y lo saludo con un beso en la mejilla.

—Aitana.

—Adrien, te presento a Stephan —ambos se dan un apretón de mano —. Gracias por venir hasta aquí. Toma asiento.

Mi amigo nos observa y al instante se da cuenta que hace un mal tercio aquí.

—Nos vemos en la noche, colega —se despide de ambos con saludo al aire estilo militar.

—No olvides que hoy pagas las hamburguesas.

Grito sin importarme los presentes y todos me miran como bicho raro.

—Dime Aitana, ¿cómo vamos a proceder ahora?

Directo a la yugular. Vamos Stephan no hay un "¿Cómo has estado, Aitana?".

—Eh bueno... no voy a disolver el contrato...

—¿Qué te hizo cambiar de opinión? Claro, si se puede saber.

—Me va bien, de hecho, con el acuerdo que tengo con Daniel.

—Hace un tiempo morías por que encontrara una salida para ti.

¿Bueno y a qué se debe el interrogatorio? Nunca he dado explicaciones a alguien más que no fueran las chicas y no empezaré ahora y menos con un abogado que apenas conozco.

—Todo cambia, ¿no crees? Pero para calmar tu curiosidad, la pelea que tenía con Maxwell ha quedado en el pasado.

—Dicho eso, creo que ya no tengo qué más hacer por ti —dice con cara de pocos amigos.

Nunca es Suficiente, Serie LOCO AMOR 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora