CAPÍTULO 27

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Aitana


Dos semanas y media después del ataque de Will me encuentro totalmente recuperada. Daniel no me dejó irme a la casa que renté y Sari ha sido mi enfermera particular después de clases todos los días y debo decir que es alguien muy buena y apta para el trabajo. Ella dice que quiere ser doctora cuando sea grande, su prueba soy yo. Daniel y yo le dijimos que tuve un accidente y aunque no estaba convencida lo aceptó.

André y Daniel compartían momentos juntos ahora, parece que están empezando a tener una relación sana y aunque aún no conozco al chico siento que ya lo hago por todas las fotos y cosas que me ha contado Sari de él. Daniel quiso que lo conociera inmediatamente a mi salida del hospital pero me negué, no quise que nadie me viera en este estado, inclusive Alda.

Daniel y yo... es otro cuento. Hasta creo que mis temores sí fueron ciertos, no hemos vuelto a tener sexo, apenas me besa o me toca, es como si no me deseara, me cuida y en esencia es él pero algo se ha roto entre nosotros o al menos se siente así. No hemos hablado en verdad desde que intenté hacerlo en el hospital, siempre que retomo el tema él dice que "no es momento" y así pasan los días.

Will está en prisión, le dieron un año allí junto a clases de manejo de ira y una orden de alejamiento permanente hacia mí. Claro que un papel no me dice que estaré segura una vez que cumpla su condena. Recibo innumerables cartas de su parte pero no tengo intención de leer ninguna y mucho menos de llegar a responderle.

Voy al psicólogo dos veces por semana, algo que los doctores aconsejaron y Daniel se encargó que yo cumpliera al pie de la letra.

Cada vez que recuerdo el día del incidente mi corazón se parte un pedacito más. Daniel estaba enfrascado en el caso que se abrió contra Alex. Max ha vuelto a la ciudad y todo parece empezar a sentirse un poco más familiar. Las chicas no saben nada, yo lo quiero así y Daniel respetó mi decisión. El señor Jasper, mi psicólogo, dice que debo dejar salir el pasado y lo haré, les diré del club a las chicas, de... de mi incapacidad de tener hijos, pero, a su tiempo, no es algo se pueda decir en una llamada telefónica.

Dejo mi taza de café en la pequeña mesita mientras escucho la puerta abrirse.

—Pequeña —dice Daniel luciendo completamente agotado, me paro al instante del cómodo sofá y voy a su encuentro.

Le quito su maletín de las manos y lo dejo a un lado en el suelo. Me pongo de puntillas, lo atraigo hacia mí e intento besarlo pero él se aleja.

—Hola —le digo y me regala una media sonrisa.

Toca mi rostro con sumo cuidado.

—¿Tomaste las pastillas?

—Lo hice, señor gruñón —lo vuelvo a besar y esta vez él no se aparta como antes.

Meto mi lengua en su boca y este hace lo mismo. Doy un pequeño gemido gutural producto de lo que su lengua provoca en mí. Daniel me toma por el trasero y me alza. Rápidamente empiezo a desabotonar su camisa. Su mano masajea mi trasero desesperado. Mis bragas están completamente empapadas.

Su cuerpo esculpido sin duda es el mejor. Amo sus cuadritos y sus tatuajes. Sus enormes hombros anchos. Su sonrisa perfecta y esa manera en la que se le arruga su nariz cuando ríe es simplemente hermosa.

—Hazme el amor —le digo y este me mira completamente inmóvil.

—No creo que sea...

«Y aquí vamos. »

—Bájame —le digo cortante y él hace lo que le pido —. Estoy cansada, Daniel. No me voy a romper porque mi novio me haga el amor.

Furiosa me voy hasta la habitación que compartimos, mis maletas listas me esperan en la puerta. Tomé la decisión de irme hoy mismo, no puedo empezar otra relación que va directo al fracaso. Si él no puede con todo mi pasado, lo entiendo pero que no me pida que me quede.

Nunca es Suficiente, Serie LOCO AMOR 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora