CAPÍTULO 23

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Aitana


Caminar por estos jardines me hace sentir como de la realeza. El lugar es impresionante. Los turistas estaban por doquier pero Daniel reservó un lugar poco visitado, dijo que se llamaba Las Pérgolas, un hermoso pasillo con plantas colgantes del que me declaro enamorada.

En el centro del pasillo hay una pequeña mesa redonda con dos sillas. El sol está por esconderse y los meseros encienden velas por todo el pasillo.

—Me siento importante —Le digo tomándolo del brazo. Daniel me ve, sonríe y me dirige hasta la mesa.

—Para mí lo eres.

Toco las hojas a mi costado y disfruto del aroma fresco a campo.

—Si me vas a proponer matrimonio es mejor que no lo hagas.

—Aunque quisiera hacerlo prometo que no será hoy.

Trago en seco al escucharlo y me quedo cual estatua. Él sonríe y me toma por la cintura, acaricia mi rostro y me da un pequeño beso en la frente.

—Daniel...

—Estaba bromeando, tranquilízate. Tal vez lleguemos a ese punto un día, solo no cierres esa puerta para mí por favor.

«Él quiere casarse conmigo. Quiere una vida conmigo y tal vez... yo pueda darle eso. »

—No lo haré.

Volvemos a caminar juntos tomados de la mano hasta llegar a la mesa. Pétalos de rosas decoran la mesa y hay otras más regadas en el suelo.

El mesero nos sirve dos copas de vino y luego se marcha, sostengo mi copa y Daniel hace lo mismo, las chocamos a modo de brindis y luego tomamos un trago del líquido. Definitivamente es exquisito. Me declaro fan del vino, aunque la cerveza sigue siendo mi preferida.

—¿Te gusta?

—Debes estar bromeando para preguntarme algo así. ¿Gustarme? Esto me encanta, es como estar en otro mundo.

El mesero vuelve a aparecer con una tabla de quesos y con una copa de cerveza, miro a Daniel incrédula.

«Él sabe lo que me gusta. ¿Cómo?»

—Vamos, bebe tu cerveza mujer.

Doy pequeños saltitos internos de felicidad y tomo el líquido dorado. Esto es el cielo.

—Eres el mejor.

—No lo soy, Aitana, pero quiero serlo por ti.

—A mis ojos lo eres —Cuando termino de hablar nos traen la comida.

Si hay algo que quiero guardar en mi memoria definitivamente es este momento mágico donde todo me parece posible. Donde él y yo somos más.

A la mañana siguiente siento moverse en la cama a Daniel, parece inquieto por algo, en un momento me abrazo a él tratando de tranquilizarlo. No quiero abrir los ojos aún, el sueño en el que estoy es mejor.

—Por qué te despiertas tan temprano. ¿Sucede algo? —pregunto frotándome los ojos.

—Nada, pequeña. Solo te estaba viendo dormir.

—Dime lo que pasa por favor... confía en mí.

—Eres en la única persona en la que confío y que me pidas eso me dice que algo estoy haciendo mal.

—Mentiroso —le digo abrazándome más a él.

—Hay recuerdos que siempre invaden mi mente, recuerdos que prefiero olvidar —dice y yo lo observo por unos segundos esperando que continúe con lo que sea que tuviera para decirme pero no lo hace —. Creí que no despertarías nunca.

Nunca es Suficiente, Serie LOCO AMOR 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora