Aitana
Algunas personas necesitan llorar para poder pasar página, yo, necesito ser mojada por la lluvia y una buena taza de café.
Las calles cada vez se van quedando más vacías, algo raro para Miami, pero cada vez que doblo una esquina mi humor va en aumento, hasta ahora he tenido una idea para mi próxima canción, que al llegar a casa plasmaré en una hoja, claro, luego de tomar una ducha caliente y de dejar que mis piececitos descansen.
El bocinazo de un coche cerca me hace detenerme y de pronto un anuncio colgando en una casa llama mi atención; se alquila. De repente mi corazón palpita desbocado, nunca me puse a pensar en las posibilidades que caben en solo esas dos palabras.
Tal vez podría finalmente pensar en mí antes que en Will o Daniel. Después de todo se vale ser egoísta de vez en cuando. «Definitivamente me veo viviendo en este lugar. »
Camino hasta el pórtico y toco el timbre, espero unos segundos cuando escucho los pasos pesados de alguien junto a una voz que dice; espere un momento.
Todo esto está yendo demasiado rápido, hace solo minutos le decía a Alexa que no podría irme y aquí estoy preguntando por la pequeña casa.
Una anciana abre la puerta y me mira curiosa, debo parecer patética empapada.
—¡Jesús! Pero niña vas a pescar un resfriado —Abre la puerta en su totalidad —, pasa rápido.
—Gracias —Es lo único que logro decir, hay algo demasiado familiar en esta mujer que llama mi atención.
—Soy Alda Macchini, mucho gusto —Me extiende su mano y me da un suave apretón.
—Aitana, el placer es todo mío.
—Un lindo nombre para una bella chica —Sonríe como si estuviera tramando algo —. ¿Qué te trae hasta aquí? —Me invita a tomar asiento en su sofá verde para luego ir a la pequeña cocina de junto muy deprisa.
—Siento venir de esta manera. Quería información sobre el letrero.
—Ese fue mi nieto, quiere que me vaya a vivir a un asilo. ¿Puedes creer que prácticamente me dijo senil? ¡Ingrato!
Nunca tuve una familia, pero me hubiera encantado tener una abuela como ella, de niña solía imaginar situaciones así; una pequeña casa y mi abuela haciéndome chocolate caliente.
Los hogares transitorios no son algo que puedas llamar hogar realmente.
—¿Me escuchas? —su pregunta me saca de mi mente. Ok, Aitanalandia.
—Estaba soñando despierta, lo siento.
—¡Oh querida! —Me ofrece una taza de chocolate caliente y yo lo recibo agradecida —. Tengo una manta por aquí cerca, espera.
Mientras la veo buscando me da tiempo de observar pequeños detalles como los retratos en la mesita de luz; es una fotografía de los ochenta, una pareja de enamorados, por sus ojos puedo deducir que es ella, la otra fotografía es de tres niños y una pareja que parecen ser los padres, uno de ellos tiene una sonrisa muy bella y sus ojos negros profundos lo hacen ver muy apuesto.
—Dudo que mis nietos te gusten a esa edad.
—De hecho señora, son muy lindos. Creo que podría esperar a que crezcan —Tomo un trago de mi bebida, y tras tocar mi lengua esto se siente como el cielo.
—Pues que sepas que mis nietos son muy apuestos, por algún lugar debo tener fotos de ellos, nomás no recuerdo dónde —dice un tanto triste —. Entonces... ¿te gusta mi casita?
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Nunca es Suficiente, Serie LOCO AMOR 3
Romance"El amor a veces duele." ¿Se puede amar a dos personas a la vez? La respuesta más sencilla y tal vez la más lógica debería ser un rotundo no, pero, ¿cómo se lo dices al corazón? Una sola noche bastó para que la vida de Aitana tomara un camino distin...