Aitana
El micrófono en mis manos lo es todo para mí. Podría morir de pie en un escenario y sería muy feliz con ello. Las personas empiezan a verme en cuanto la música inconfundible de Two Feet empieza a salir de los altavoces. I Feel Like I'm Drowning fue sin duda una elección atrevida de mi parte, pero al parecer le gusta al público.
Los chicos de la banda están absortos en lo suyo, las luces del escenario empiezan a tomar tonos turquesas y dorados. Cuando empiezo a cantar las primeras dos estrofas de la canción el caminar imponente de cierto hombre me llama como un imán y nuestras miradas se cruzan. Sonrío para él y entre cada línea de la canción la hago mía, no, la hago nuestra.
Cierro los ojos y lo imagino cantando a mi lado con su guitarra vieja. Todo es mejor cuando él está cerca o eso me digo para aliviar un poco mi conciencia. Daniel se sienta en una de las sillas de la barra desde donde me ve sin perderse detalle de mis gestos más locos. La canción termina y las personas aplauden enérgicamente. Mi primera prueba ha sido superada.
—Gracias por esa bienvenida tan hermosa —digo y todos vuelven a aplaudir —. Somos The band of Aitana y estaremos aquí cada miércoles, jueves, viernes y por supuesto los sábados —digo a modo de broma y el público lo toma con gracia, le hago un guiño a los chicos de la banda y empezamos una nueva canción.
El sonido de Imagine Dragons empieza y me contagio de su energía y así sigo, una canción tras otra la hora de mi show termina entre aplausos y ovaciones por parte del público.
Daniel me espera en las escaleras de atrás del escenario con un ramo de rosas rojas gigante. Me paro al borde de la escalera y espero que los chicos de la banda lo saluden eufóricos por la adrenalina que provoca el estar en un escenario. Una vez que estamos solos, él se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.
—Siento haber llegado tarde para tu primera presentación —Se disculpa y me entrega el ramo de rosas.
—Si no hubiéramos estado juntos toda la tarde estaría furiosa.
No podía culparlo, después de todo prácticamente fue mi culpa que llegara tarde ya que ocupé su tiempo más de lo debido.
—El trabajo me llamó y esto es así conmigo.
—Me gustabas más cuando pensaba que tu único trabajo era ser el dueño de un club —le confieso y este echa sus hombros atrás.
—¿Qué harás luego?
—Ir a casa —le digo y siento que he puesto un muro entre nosotros otra vez.
—Llega tarde hoy —sugiere con una mirada seria y me recuerda al Daniel abogado que conocí hace poco.
—¿Acaso me pondrás a trabajar hasta tarde?
—Será nuestra primera cita y tómalo como un paso más cerca de conocer el tatuaje —dice inclinando su cabeza para mostrarme el vendaje en su cuello.
—Juegas con mi impaciencia y curiosidad, y eso no se vale.
—Nunca dije que esto sería justo.
Me echo a reír por su comentario y este me mira divertido.
—No puedo llegar muy tarde, o mañana tendré las ojeras más grandes que te puedas imaginar —le digo y sonríe satisfecho por hacerme flaquear.
—Así me gusta, obediente y complaciente como siempre, mi pequeña —lanza una media sonrisa.
«¡Es tan candente. OMG!»
—No se acostumbre señor Maxwell que el acoso laboral es algo muy serio.
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Nunca es Suficiente, Serie LOCO AMOR 3
Romantizm"El amor a veces duele." ¿Se puede amar a dos personas a la vez? La respuesta más sencilla y tal vez la más lógica debería ser un rotundo no, pero, ¿cómo se lo dices al corazón? Una sola noche bastó para que la vida de Aitana tomara un camino distin...