FUEGOS INNECESARIOS.
Kayla.
Fuego...
Fuego...
Y más fuego...
No podía ver más que humo por todas partes...
-¿Máma, pápa, hay alguién en casa?
Al no oír ninguna respuesta, fui a buscarles a su habitación y en cuanto entre...
Los ví a los tumbados en el suelo por lo tanto empecé a moverlos de un lado a otro, diciéndoles.
-Humo...Hay mucho humo...Por favor salgamos de aquí...
Seguían sin contestar.
-Por favor...Máma, pápa...- Los abrace muy fuerte como si supiera que esa era la última vez que los iba a ver.
Al ver que no me devolvían el abrazo...
Ahí comprendí que algo raro estaba pasando.
Antes de que me diese tiempo a reaccionar, vi todo negro y caí al suelo, al lado de mis padres...
No sé lo que pasó en el transcurso en el que estuve ausente solo sé que al despertar, me desperté en el peor sitio y con la peor noticia que pudieron darme.
En un hospital y dándome esa noticia una doctora muy amable.
-Bombón...¿Sabes lo que es el cielo?- Asentí con la cabeza- Tus padres se encuentran ahora mismo en ese lugar tan hermoso pero no pienses ni por un segundo que estás sola porque ellos siempre te van a estar mirando desde ese lugar orgullosos de tí, de todos tus logros y aunque no te lo puedan demostrar ellos siempre están.
Con eso caí en la cuenta que ellos ya no estarían más a mi lado cada vez que hacía alguna travesura o me portaba como la mejor niña del mundo solo para conseguir algunas cosas...
A día de hoy; 14 años después del "accidente" sigue doliendo como no tenéis ni jodida idea...
-Con eso tenemos suficiente- Dice la voz del jefe del departamento de policías.
Mark.
Mark es un hombre delgado pero musculoso, de pelo castaño con los ojos de color verde y algunos tatuajes visibles.
Es el policía que ha pedido que reabran el caso de mis padres porque según él hay algunos cabos sueltos que no cuadran...
-¿Eso significa que me puedo ir?- Preguntó con la única intención de irme de una vez por todas.
-Hoy te puedes ir pero mañana te necesito aquí.
-¿Para qué?
-Ya lo verás mañana.
Una vez hemos terminado salgo de la comisaría a toda velocidad...
No sé ni a dónde me dirijo pero lo cierto es que no paró hasta llegar a un lugar...
Pero qué lugar más asombroso, querida.
Es nada más y nada menos que la azotea más grande de todo Madrid.
Inconscientemente me dirijo al bordillo de está...
Estoy apunto de...caer...
Caer para siempre...
Entonces lo siento...
Siento como esos brazos tan fuertes me agarran de la cintura...
Evitando así caer.
Me está haciendo retroceder...
Hasta tal punto que estamos en mitad de la azotea así que ya por fin procede a dejarme en el suelo pero noto que lo está haciendo con suma delicadeza...
No sé porqué pero su presencia aunque no lo esté mirando está haciendo que tenga una presión en el pecho un tanto extraña...
Siempre que siento está presión en el pecho empiezo a correr, porque cuanto más lejos corro de eso más me calmo, por lo tanto está ocasión no es distinta...
Le rodeo y empiezo a correr.
Sin mirar atrás.
Corro para dejar atrás lo que estaba a punto de hacer.
Corro lo más lejos posible de allí, ¿o lo más lejos posible de mí?
Corro mientras pienso en que si nunca hubiera pasado lo del incendio mi vida ahora mismo sería completamente diferente, no estaría volviendo a caer en este pozo depresivo de nuevo, estaría terminando mis estudios y no en un piso compartido con mi mejor amiga, que solo lo pisa cuando le viene en gana, no teniendo que volver a la comisaría nunca más...
Corro para tratar de olvidar todo.
Porque sinceramente ese incendio del 16 de septiembre de un año cualquiera como 2007 fue completamente innecesario.
O al menos para mí.
ESTÁS LEYENDO
Almas Rotas.
RomanceDos almas... Una ya estaba rota pero la otra... Estaba a punto de romperse en dos. ¿Podrán ellos recomponer cada pedazo de su alma rota? ¿Podrá ella sanar aún sabiendo que él se va a hundir? ¿Podrá él hundirse aún sabiendo que la salva a ella?