Capitulo 41: El primero de los cuatro

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Isaac

Hoy es un día normal de verano, donde me levante como todos los días a las diez de la mañana y luego de trotar por una hora, llegue a mi casa a desayunar, esquivando lo más posible la plática de mis padres que siempre deriva a discusión.

Es un día normal, donde más tarde me junto con mis amigos, como siempre, en la casa de Alex a pasar el rato.

Hoy es un día de verano normal.

Mientes Isaac.

Hoy no es un día normal, ni siquiera tuve las fuerzas de levantarme de la cama para ir a realizar mi actividad física.

Debería estar contento, es la noticia que vengo esperando hace años.

Me gire en la cama, chocando mi vista con la pared manchada. Esa mancha.

Recuerdos del día del baile.

Esa noche no tenía la más mínima intención de asistir a esa velada, no quería.

¿Por qué debería hacerlo? Cuando mi cabeza sigue en ella y no entiende que ella, ahora es completamente prohibida.

Luego de una extensa platica con Luka, en la cual es imposible negarse a sus peticiones, ya que después del fallecimiento de su abuela usa esas horribles maniobras para manipularme en cualquier cosa que me negase y el quisiese que haga.

Y como decirle que no, cuando usa esa cara de niño abandono. Lo peor que lo es, un crio abandonado por completo. Imposible decirle que no a ese grandísimo idiota, que sabe usar sus malditas cartas de vida a su favor.

Pero no voy a engañarme, ver a Teo e Isabela juntos todavía se me hace un poco imposible y lo peor que los malditos si que hacen una buena pareja. Eso derrumba por completo mi corazón y más cuando tengo esos pensamientos de que ojala Isa lo deje y venga conmigo.

Lo se, soy un asco de mejor amigo.

Tengo en claro que nunca, en mi vida, interferiría en su relación por más que moleste constantemente a Teo, lo cual se merece y se me hace jodidamente divertido, no podría hacerlo con esas intenciones cuando veo como se miran, con esos ojos llenos de cariño y admiración.

Tal vez ahora ande de envidioso por el amor que se tienen y tampoco es que ayuda mucho que mis otros dos amigos se encuentren igualmente de enamorados.

¿Así quería terminar mi último año de secundaria?

No, definitivamente no me apetecía ser el soletero con el corazón roto y si así lo fuese, me hubiera gustado un poco de ayuda del universo para que uno, solo uno, de mis amigos se encuentre de la misma manera que yo.

Pero no, a los tres le mandaron no solo chicas guapísimas también buenísimas, con las cual hacen una pareja explosivas.

Sí, estoy celoso. Los envidio a todos.

Sin embargo, me gusta ser ese espectador que ve todo de otra perspectiva, esas miradas que nadie ve, la complicidad que llevan y sus pequeños roces con sus manos. Todo jodidamente poético, que arruina mi alma de escritor de novelas románticas frustrado.

Esa noche que pasamos todos juntos, todavía sigue rondando en mi cabeza, las risas que opacaban toda la casa, discusiones en broma y juegos totalmente dementes en la situación que nos encontrábamos.

Luka, como el imbécil que es cuando se encuentra borracho, le pareció buena idea hacerle una broma a Alex batiendo una bebida con gas y dándosela, sabiendo que mi amigo, después de tantos años de amistad, sigue sin entender la parte que no debe tomar nada de lo que Luka le ofrece, terminando con una gran mancha bordo en la pared blanca de mi habitación.

Dos metros lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora