Capitulo 43: Un tercer encuentro

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Teo

No pegue un ojo en toda la noche y por la fuerza que usaba al abrazarme, veo que Isabela tampoco lo hizo.

Llego el día.

En menos de seis horas dejo a mi novia, mi familia, amigos y mi propio país, atrás, para empezar una nueva vida, alejado de todos ellos.

Se supone que cuando este día llegara, no iba a estar de esta manera. La felicidad debía estar dibujada en todo mi rostro, después de todo es el sueño que tengo desde mis quince años, ese día que tanto soñé está pasando. Pero de la forma más horrible que me podía tocar.

¿Dejarla a ella?

Va ser lo peor que me toque experimentar y no saber, cuando voy a tener la oportunidad de volver a verla, para abrazarla y besarla, me está matando por dentro.

¿Dónde está nuestro, vivieron felices para siempre?

Joder Teo, que eso solo se ven en las películas y esto, es la cruda realidad que tanto anhelabas y que ahora, lo único que desearía con todas mis fuerzas, es volver a repetir este último año y no ser tan imbécil para poder pasar más tiempo junto con Isabela.

Escondí mi rostro entre su cuello, respirado por completo ese olor a primavera que tanto voy a extrañar.

—No puedo terminar con esto Isa. — murmure con la voz entrecortada.

Sentí sus manos tomar mi rostro y al momento que mi vista choco con esos hermosos ojos verdes, me perdí en ellos y me deje llevar en ese beso tan repentino que me dio, cargado de miedo y desesperación.

Nuestra última vez.

Acomode su cuerpo arriba del mío, sin dejar de besarla en ningún momento y apoye mis manos en su cintura, apretándola más contra mí para poder sentirla por completo, enredada en mí.

En este cuarto, para ser más específico, en estas cuatro paredes, donde ella me había confesado sobre nuestro pasado y el balón que le obsequie, adonde le pedí que fuera mi novia, en el cual conectamos nuestros cuerpos por primera vez y en donde, vamos hacerlo por última vez.

Estuve tan confundido antes de ella, pensando que el sexo era solo descargar ese deseo mezclado con furia y que no existía tal cosa como el amor y las caricias en ese momento, con esas pequeñas miradas de cariño que ahora se me escapaban por Isabela. Para mí antes, todo eso eran puras mentiras.

El sexo debía ser solo para una noche y ella me demostró, como todo en mi vida, que todo lo que pensaba antes era una completa idiotez y su amor, me ilumino por completo y por eso, estoy tan negado a dejarla ir, cuando ella me da la misma felicidad que tener un balón entre mis manos.

Sus besos que viajaban desde mis labios hasta mi cuello, sus manos acariciando cada parte de mi cuerpo y su amor, inundándose por toda la habitación me dejaban, siempre, con ganas de más.

—Te amo Teo — susurro contra mi boca en ese momento que nuestros cuerpos se relajaron.

—Te amo Isabela.

Me quedan tres horas para besar a cada segundo a Isabela, despedirme como corresponde de mi familia y amigos. Solo tres horas, para subirme al coche e ir al aeropuerto y desaparecer por un gran tiempo, sin saber cuándo voy a volver a tocar el suelo de España.

Aproveché que Isabela se estaba duchando en el baño de mi cuarto para bajar a la cocina donde se encontraban mis padres y hermana, con sus caras totalmente tristes y eso se estaba comenzando a sentir como mi puto funeral, la verdad que con estas energías no me apetece para nada tomar un avión dentro de pocas horas.

Dos metros lejosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora